martes, 3 de septiembre de 2024

El origen del empleo de adhesivos (cómo no, por los neandertales)

 


Podemos buscar el origen del empleo de sustancias adhesivas en los rastros dejados sobre la superficie de herramientas. La identificación del empleo de pegamentos en la prehistoria tiene gran importancia, ya que involucra una serie de tareas complejas llevadas a cabo durante muchas horas, si no varios días, y una necesidad de planificación. Estos recursos eran valiosos para dotar a algunas herramientas (lanzas, cuchillos, arpones) de mayor eficacia. Entre dichas sustancias se incluían la brea de abedul, la cera de abeja, la sangre animal y la resina de pino y de otras especies vegetales.

La evidencia más antigua de esto tiene unos 200 ka (miles de años), y se trata de dos lascas parcialmente cubiertas de alquitrán de corteza de abedul, halladas en la cantera de Campitello, en Bucine (centro de Italia) junto con otra lasca sin alquitrán, y los restos de una hembra adulta joven de elefante (Palaeoloxondon antiquus) y de varios micromamíferos. La microfauna y el contexto geológico sitúan su datación en el MIS 6.

¿Dé qué especie humana pudieron haber sido los autores de las herramientas de Campitello? La cronología y el lugar corresponden al linaje neandertal. Aunque ya pocos se sorprenden de que los neandertales tuvieran esta capacidad cognitiva y tecnológica, analizando el combustible, el tiempo, los materiales, las temperaturas y el rendimiento del producto, se ha observado que es posible obtener cantidades útiles de alquitrán combinando materiales y tecnologías que ya utilizaban los neandertales, sin necesidad de recipientes de materiales cerámicos ni de un control absolutamente preciso de la temperatura.

Flint flake 3 de Campitello (Italia). Crédito: P.P.A. Mazza et al. (2006).

De Zandmotor (cerca de La Haya, Países Bajos) procede una lasca de sílex con alquitrán cubriendo un tercio de su superficie. Hoy en día este sitio es costero, pero hace más de 50 ka formaba parte de un extenso paisaje de estepa fría y seca que conectaba el Reino Unido y los Países Bajos, cuando los niveles del mar eran mucho más bajos que en la actualidad. En el mismo lugar se halló también un resto neandertal. El alquitrán endurecido proporcionó un agarre suficiente para que los neandertales pudieran utilizar el borde afilado de las lascas como raspador o cuchilla. Mediante arqueología experimental se reprodujo el proceso de fabricación por condensación probablemente empleado. Recogieron tiras de corteza de abedul, amontonaron arcilla sobre ellas y encendieron un fuego encima para calentar la corteza en el interior a 300°C-400°C durante horas, aunque también existe la posibilidad de que emplearan métodos de destilación a mayores temperaturas. En todo caso, el hecho de que se llevara a cabo un proceso tan complejo para una herramienta muy modesta, sugiere que la elaboración de adhesivos sería frecuente. Los neandertales sabían bien lo que buscaban.

Una punta de hoja hallada en Hohle Fels (Alemania), con una sorprendente datación de 65 ka (correspondiente a ocupación neandertal del lugar), pudo ser parte de una lanza para cazar, según indica su desgaste. El estudio de la punta mostró que su extremo plano contenía un adhesivo de origen vegetal, y que estaría asegurado a la lanza con fibras elaboradas con tendones de animales o cuero. Tras intentos fallidos de afilar la punta de la hoja, los neandertales desecharon la herramienta.

Punta de Hohle Fels. Crédito: A. Janus; Drawing: H. Würschem.

Otros yacimientos del Paleolítico medio donde se han descubierto artefactos con restos de alquitrán son Grotta del Fossellone y Grotta di Sant’Agostino (Italia) y Königsaue (Alemania). En este último sitio, un reciente trabajo experimental muestra la complejidad de la cocción reductora controlada por parte de los neandertales hace entre 45-80 ka. Para comprobarlo, los autores destilaron brea en un ambiente subterráneo creado intencionadamente, que restringió el flujo de oxígeno y permaneció invisible durante el proceso. Es poco probable que un procedimiento con este grado de complejidad se inventara espontáneamente, sino que los neandertales lo desarrollarían basándose en métodos anteriores más simples. Un estudio previo propone que el alquitrán de abedul también pudo ser un subproducto (con cantidad suficiente) relativamente frecuente de la quema de corteza de abedul en condiciones comunes, es decir, aeróbicas. En todo caso, con independencia de los métodos de producción de alquitrán que utilizaran, modelos matemáticos indican que los neandertales se basaban en determinados rasgos cognitivos que se suelen asociar con el comportamiento de humanos modernos.

Finalmente, en 2024 se ha publicado que algunas herramientas (raspadores, lascas y cuchillos) recuperadas en los años 1960 del yacimiento francés de Le Moustier tenían restos de ocre y betún. Recordemos que este sitio da nombre a la industria musteriense, de autoría neandertal. Aunque sorprendió la elevada cantidad de restos de ocre, métodos experimentales mostraron que una mezcla compuesta por un 55% de ocre y un 45% de betún era lo suficientemente pegajosa como para sostener una herramienta de piedra y, sin embargo, no se pegaba a las manos. Además, se vio un desgaste en los bordes afilados debido al uso de otros materiales y pulido brillante en otras áreas posiblemente por el movimiento de la herramienta dentro del mango.

Herramienta pegada a un mango hecho de betún líquido con un 55% de ocre añadido (a la derecha, antes de mezclarse). Crédito: Patrick Schmidt, Universidad de Tübingen.

Estos son algunos ejemplos de avances en nuestra comprensión de la pirotecnología neandertal y de su fabricación de herramientas multicomponentes. En distintas zonas y épocas, los neandertales adoptaron diferentes soluciones para un mismo problema técnico, enmangar con adhesivos de origen vegetal o mineral. Estos procesos implican una tecnología compleja, un mecanismo de transmisión social eficaz, y las necesarias capacidades cognitivas avanzadas asociadas a todo ello, unido al proceso de evolución cultural acumulativa en el Paleolítico medio europeo que sugiere el estudio experimental de Königsaue.

Pegamento elaborado por Saúl Fernández a partir de cera, resina y carbón vegetal. Proceso: hacer fuego, calentar recipiente, añadir la resina y que se vaya derritiendo, añadir la cera hasta un 35 o 40% y luego el carbón (bien machacado) para que tome cuerpo, dejar que se mezcle todo sin que llegue a hacer burbuja en ningún momento. Foto: Roberto Sáez.