PREGUNTA
Se trata de hojas de puertas planas con alma de cartón alveolar. Las puertas no presentan problemas de planitud y de otras prestaciones, pero me comentan se “manifiesta” el bastidor a través de laca y se observan “brillos o diferentes tonalidades” entre la zona entre el bastidor y el alma; este hecho se ve con más claridad al observar las puertas al trasluz.
El lacador argumenta que se debe a las distintas densidades entre el bastidor (de madera maciza) y el alma de MDF. Esto parecería lógico si el bastidor quedara visto en la cara, pero en este caso está recubierto por un paramento (un tablero MDF con un espesor de 5 mm).
Es normal que se produzca este hecho en puertas planas con alma alveolar lacadas?
¿Es objeto de reclamación?
¿ Hay soluciones para minimizar o evitar este tema?
RESPUESTA
Este es un problema muy característico en los fabricantes de puerta alveolar, que han aprendido a solucionar los fabricantes con el paso del tiempo. Cada fábrica tiene su forma de proceder pero los fabricantes que están poco habituados a lacar, por ejemplo los que hacen puertas de madera maciza y en esta ocasión por requisitos del pedido, como no llegaría a precio, a fabricado puerta alveolar.
Efectivamente no tiene nada que ver con las distintas densidades del bastidor y el alma alveolar. Es cuestión de presiones y temperatura. Obviamente, la presión es distinta en la zona macizada que en la alveolar. Cuanta mas presión y temperatura, más se marca el bastidor. Lo habitual además, es que el tablero sea lijado. Con lo cual, el “pincho” que tiene el tablero antes de prensar, en la zona que maciza, queda aplastado. Si además, se mete temperatura en exceso, el propio vapor que se genera, saca el brillo.
¿Es esto normal? Si no se fabrican con unas características idóneas, desde luego que es normal. Hay que tener en cuenta, que la propia laca queda diferente en la zona mas pulida, brillante o aplastada, que en la zona alveolar que tiene más pincho. El lacado, lo que hace es resaltar el defecto de fabricación. Muchos fabricantes de puerta maciza no tienen en cuenta, lo complicado que es hacer una puerta alveolar bien hecha. Hay soluciones para minimizar e incluso eliminar este defecto.
Otra explicación al mismo fenómeno.
La diferencia puede venir por los siguientes motivos:
1.- El bastidor de madera y el alma no tienen el mismo grueso en origen. Si el bastidor es más grueso, al reflejar la luz se apreciará que el canto de la hoja es más grueso (hoja “concava”) y si es al contrario el canto se apreciará más fino (hoja “concava”). Si éste es el origen se podía haber solucionado calibrando la hoja. Aquí los paramentos juegan una importante tarea, y es raro que si han empleado tableros de 5 mm esto haya podido ocurrir.
2.- El material del alma puede ser defectuoso, y al pasar las hojas a la prensa, se haya “chafado” -mismo caso de hoja “concava” anterior. También con el calibrado se podría haber resuelto.
3.- Puede que hayan empleado madera muy, muy seca o muy humeda, y al ganar humedad o perderla, el bastidor cambie sus dimensiones, y estaríamos en el caso primero (pero con posterioridad al lacado).
4.- Al calibrar, si el material de los paramentos no tiene la densidad adecuada en todo su grueso, al “eliminar” material en una parte concreta de la hoja puede dejar ésta más “esponjosa” y al incidir la laca no presentar el mismo acabado.
El problema que se plantea no es ni común ni normal, y a mi parecer tiene un origen en un problema de fabricación. Con la normativa, no se pueda reclamar, la variación de gruesos será mínima (décimas o milésimas de milimetro), pero al incidir la luz se manifiesta claramente aunque sea tan mínimo (como ocurre con la chapa y los cantos ocultos) y estéticamente queda muy mal.
Es, por tanto, un defecto de fabricación.
Agradecimientos:
Pedro Martínez (Bamar)
Jesús Guillén (Guillén Industrias de la madera, S.A.)