martes, 6 de mayo de 2025

Fabricación de tableros de fibras con el sistema de vía seca (revista Madera y corcho 1969)

Sistema de fabricación por vía seca

En los primeros procedimientos de producción de tableros, la fibra de madera mezclada con agua que sirve de vehículo para llevar la fibra se mezcla con diversos productos químicos y se deposita sobre una tela metálica formando una esterilla que se prensa hasta que endurece. En los años cuarenta se comenzó un programa para la puesta a punto de un proceso por vía seca en el que el transporte, mezcla y conformado se realizara mediante corriente de aire. Desde su concepción se van introducido muchas mejoras en el proceso, y aquí vamos a discutir uno de estos procedimientos por vía seca perfeccionados.

No puede esperarse que cualquier tipo de tablero posea las propiedades óptimas para todas las aplicaciones, como tampoco puede esperarse que un tipo o especie de madera cumpla todas las condiciones que se le puedan pedir a una madera. Por el procedimiento por vía seca, sin embargo, una instalación adecuadamente diseñada puede fabricar diversos tipos de tableros que cumplan prácticamente todas las condiciones de las industrias consumidoras de tableros. Como en los procedimientos por vía húmeda, como la fabricación de papel, la manufactura de madera y la mayor parte de las restantes industrias consumidoras de madera, la fábrica podrá utilizar las especies de madera adaptables a la manufactura de tableros de fibras.

Materias primas. - La principal materia prima es la fibra de madera, aunque también pueden fabricarse tableros excelentes a partir de otros materiales lignocelulósicos, como el bagazo y bambú, tanto por vía húmeda como por seca.

Se obtiene, excelentes tableros por vía seca con las siguientes especies de madera: abeto rojo, abeto del oeste, enebro, sabina, pino torcido, palo del Brasil, álamo temblón, ocozol, álamo amarillo y varias especies de roble rojo y roble blanco. Esta lista no es completa, pero solo tratamos de indicar la amplia gama de especies de madera que pueden utilizarse en el procedimiento por vía seca. En la mayor parte de las especies de madera ha de eliminarse la corteza, ya que tiene un efecto perjudicial sobre las propiedades del tablero. Hay algunas clases de madera en las que puede incluirse la corteza sin efectos perjudiciales apreciables y posiblemente con algunos beneficios.

No obstante, a no ser que el precio de la madera sea extraordinariamente elevado, es aconsejable descortezar todas las especies. No es necesario eliminar el 100 por 100 de la corteza.

Prácticamente, con todas las maderas puede tolerarse fácilmente por lo menos el 5 por 100 de la corteza total, y las máquinas de descortezado mecánicas eliminan fácilmente más del 95 por 100.

Tanto para el proceso por vía húmeda como por vía seca, la madera se reduce a virutas en una instalación igual a la utilizada en los molinos de pulpa. Así, pues, cualquier madera de un tamaño tal que pueda ser reducida a virutas es en potencia un material adecuado para la fabricación de tableros. Hasta el 25 por 100 de la madera puede ser virutas de cepilladora si se eliminan los finos cribando.

El polvo de sierra no puede utilizarse en la producción de tableros de buena calidad.

Todos los procedimientos modernos de manufactura de tableros requieren un · adhesivo fenólico para unir entre si las fibras de madera.

La cantidad de adhesivo fenólico requerida para el proceso por vía seca es de 0, 7 5 a 3 por 100 del peso seco de la madera, según el tipo de tablero deseado, las especies de madera y las técnicas de elaboración. Eligiendo adecuadamente las condiciones de trabajo para cada tipo de madera se puede reducir la cantidad de adhesivo hasta en un 1,5 por 100, lo que representa un ahorro del 15 al 20 por 100 en los precios de coste de fabricación.

 

Procedimiento y equipo. - Suponiendo que la madera se recita en troncos, las primeras etapas son descortezar, partir y cribar las virutas.

Las virutas se almacenan en tanques de fondo móvil de donde pasan continuamente al equipo de desfibrado. Si se van a utilizar los desperdicios de la cepilladora, se recomienda que, a ser posible, se descortecen Ios troncos antes de ser aserrados. Pueden utilizarse descortezadoras de manta, pero con un gasto de funcionamiento más elevado.

Las virutas de madera se someten a la acción de vapor durante un periodo de uno, uno y medio a cinco minutos, a una presión entre 1,75 a 12.3 kg/m2. La elección del tiempo y la temperatura dependen en gran parte del tipo de madera utilizado.

Las virutas vaporizadas se desfibran en molinos de trituración de discos. En una de estas instalaciones por vía seca se utiliza un molino de un solo disco giratorio, en el que es molida la madera mientras está sometida a una presión de vapor de 12.3 kg/m2.

En otras instalaciones se utilizan molinos dobles de disco giratorio y este tipo se recomienda cuando la madera no se muele bajo elevadas presiones de vapor. Para algunas especies de madera es conveniente utilizar una prensa de tornillo entre las etapas de valoración y desfibrado. Para las especies de madera para las que se han establecido ya las condiciones óptimas, el equipo más adecuado debe ser determinado cuidadosamente en ensayos de laboratorio.

Cuando se utilizan molinos de doble disco giratorio, el adhesivo y la cera se mezclan con las virutas de madera inmediatamente antes de la molienda. De este modo la intensa acción del molino se emplea en mezclar íntimamente los aditivos y la fibra y en desfibrar la madera.

Si la madera se muele bajo la acción del vapor en un molino de disco único, la cera se añade antes de la molienda, pero el adhesivo debe ser añadido después, de otro modo el vapor a presión fraguaría el adhesivo antes de tiempo.

La fibra de madera procedente de los molinos se descarga directamente en una corriente de aire caliente que simultáneamente seca la fibra y la transporta a la próxima etapa del proceso. La fibra así producida es una mezcla de manojos de fibras, fibras sueltas y fragmentos de fibra. Esta mezcla se clasifica a continuación en dos fracciones, una de ellas contiene fragmentos de fibra y fibras cortas que supone alrededor del 10 por 100 del total y la segunda contiene las fibras Iargas y los manojos.

Para hacer esta clasificación han resultado ser· los mejores los clasificadores centrífugos de aire.

Las fracciones grosera y fina, procedentes del clasificado, se disponen ahora en forma de manta continua, del espesor y anchura requerido por el tablero terminado. La manta se toma sobre una correa sin fin de tela metálica, que la transporta a través de las diversas etapas de la máquina de conformado. En la primera etapa, la fibra grosera es conducida al alambre mediante corrientes de aire. Bajo el alambre se encuentra una caja conectada a una instalación de vacío, que absorbe el aire y fija la fibra sobre la tela metálica. En la segunda etapa, la manta es nivelada mediante un cilindro giratorio de puntas. En la tercera etapa, la fracción fina procedente del clasificador se deposita encima de la manta grosera.

Esta capa de finos es la causante de las buenas características para la pintura de los nuevos tipos de tableros por vía seca. La cuarta y última etapa es una prensa de rodillos que da solidez a la manta para mejorar sus características de manipulación y disminuir la altura necesaria para cada abertura en la prensa caliente. Para un tablero normalizado de 1/8 pulgadas (0,318 cm), la manta es de unas dos pulgadas (5 cm) de espesor antes del prensado y unas 3/4 pulgadas después (1,9 cm).

La manta continua pasa entonces a una cinta transportadora, donde es cepillada y cortada hasta la anchura y longitud de la prensa caliente. Las virutas vuelven a introducirse en el sistema. Las mantas individuales pasan a unas redes, que las transportan a la prensa caliente. Después del prensado, los tableros se humedecen para evitar que se abarquillen y se cepillan hasta su tamaño final.

Cuando s~ utiliza el proceso por vía seca, el aprovecham1ento de la madera es excelente.

La única pérdida importante es el cepillado final, que supone alrededor del 6 por 100. Sin embargo, hablando en términos generales, una tonelada de madera secada en estufa produce una tonelada de tablero húmedo. El adhesivo Y la cera añadidos y la humedad absorbida durante la humidificación, compensa la perdida en la cepilladora. EI equipo entre los depósitos de viruta y el humidificador puede ser continuo o funcionar por secuencias repetidas automáticas. Esta sección requiere solamente cuatro operarios. Una fábrica con una producción de 100 toneladas diarias, trabajando tres turnos cada día, requiere unos 65 empleados, incluido el personal de almacenes, oficinas, inspección, mantenimiento, etc.

La unidad más pequeña de tamaño económico tiene una capacidad de producción de 25 a 75 toneladas cada veinticuatro horas. La unidad de 2 5 toneladas solo será económica en los países en que el coste de la mano de obra sea bajo. La capacidad máxima para una línea de conformado, prensado en caliente y humidificación, que constituye alrededor del 50 por 100 del precio total de la instalación, es de unas 300 toneladas diarias. Si se desea una mayor capacidad es necesario emplear dos o más líneas de conformado, prensado en caliente y humidificación.

NECESIDAD, PRESION Y CARACTERlSTICAS DEL SECADO ARTIFICIAL DE LA MADERA (revista Madera y corcho, 1969)

I. VENTAJAS DEL SECADO ARTIFICIAL

Empezare por la de orden técnico, diciendo que ca<la especie de madera necesita, ·para quedar bien y seca, sin grietas, hundimientos ni torceduras, un tratamiento determinado y posiblemente diferente del de otras maderas, y aun dentro de la misma especie, diferente, según los gruesos de que se trate.

Poner la madera a secar al aire es ponerla en un secadero incontrolable, el cual, cuando le da el sol directamente, aumenta SU temperatura en 30°, 40° o más. Cuando sopla un viento fuerte, aumenta la velocidad del aire sobre la madera y, por tanto, la velocidad de evaporación del agua que esta contiene, y cuando llueve o la humedad ambiente es crecida, frena esa evaporación, para aumentarla a medida que el ambiente se va secando al mejorar el tiempo.

De esta forma, la madera al aire puede secarse bien, regular o mal, según la clase que sea y el tiempo de que disfrutemos durante la temporada que está en el secado natural.

Desde luego, las probabilidades de que acertemos con las tres variantes: velocidad del aire, temperatura y humedad ambiente, son muy pocas, y por ello son muy pocas las partidas de madera secadas al aire que quedan bien, sin grietas ni torceduras, cuando las consideramos secas.

En el secado artificial, incluso dejando aparte que los modelos modernos influyen con otros elementos para activar el secado, como es la vaporización directa para el desvaído de las maderas, etc., aun en los tipos que pretenden únicamente imitar el secado natural, tendremos, cuando menos, la ventaja de que, efectivamente, controlamos la temperatura deseada, la intensidad del aire será regular y adecuada durante todo el proceso de secado. En estas condiciones, solamente se puede estropear la madera si se da un tratamiento equivocado, ya que, si queremos y sabemos, la podemos secar perfectamente o, por lo menos, tan aproximado a la perfección como nos permita la perfección que tenga el secadero en obedecer a nuestros controles.

La segunda ventaja de orden técnico es la siguiente:

Decir que una manera está seca, es un decir relativo, ya que va implícitamente acompañado del para que queremos esa madera seca.

La madera seca al 0 por 100 de humedad no existe más que teóricamente o en el momento de salir del secadero. Esto es lo que se llama peso anhidro, y con relación a este peso anhidro, o de 0 por 100 de humedad, se mide la cantidad o peso del agua que contiene la madera y se expresa en T por 100 de humedad.

Así, una cantidad de madera que, desecada o al O por 100 de humedad, pese un kilogramo y. que contenga 100 gramos de agua, diremos que tiene el 10 por 100 de humedad. Si tuviera el 100 por 100, sería que ese mismo kilogramo de madera contiene también un kilogramo de agua, o sea que el total pesaría dos kilogramos.

Sin humedad, o sea al 0 por 100, la madera no es estable, y se puede considerar una sustancia fuertemente higroscópica, que actúa, por tanto, ·como un papel · secante. Del 0 por 100 que tenga ira tomando humedad, aunque sea del ambiente; al principio, con mucha avidez y rapidez, para tomarla después más lentamente, cuando ya tiene un 4 a 5 por 100, y quedar prácticamente estabilizada (depende también del grueso y de la forma en que se haya secado) cuando llegue a tener un 7 u 8 % de humedad. Ahora bien, según la aplicación a que debe destinarse esa madera la llamaremos vulgarmente seca, cuando tenga la humedad permitida para esa aplicación concretamente, y puede considerarse seca lo suficiente para unas aplicaciones y no estarlo para otras.

Doy a continuación algunos porcentajes de humedad que debe tener la madera como máximo para algunas aplicaciones. En general, para interior de tableros alistonados o cualquier prensado caliente durante la fabricación, la madera puede tener hasta un 7 u 8 por 100 de humedad.

Para la fabricación de muebles o artículos en madera que normalmente se sitúan en el interior de pisos o habitaciones, la humedad máxima permisible es del 8 al 10 por 100, si se desea garantizar que esos muebles o artículos no efectúen movimientos o contracciones.

Esta misma humedad deben tener las maderas que formen los marcos de puertas de interiores y las puertas mismas.

Si estos marcos de puerta o ventana van colocados al exterior, cubiertas de barcos, carrocerías de camiones, etc., admitiremos una humedad del 14 al 15 por 100.

Las maderas para embalajes, tonelería, admiten hasta un 16 o 17 por 100.

Las vigas para armaduras, si han de estar expuestas al aire fresco y húmedo, pueden dejarse alrededor del 20 por 100.

No se debe olvidar que en ningún caso debe sobrepasarse el 20-22 por 100, que es la humedad mínima necesaria para que la madera no se pudra, o sea, no se azulee por motivo de los bongos diminutos que se crían amparados en una humedad superior a la señalada.

Quiero hacer notar aquí que, por lo expuesto, todas las construcciones de muebles o cualquier artículo de madera que vaya destinado a uso en interiores habitaciones tienen el máximo de humedad tolerable bajo el 10 por 100, y que, además, los modernos acabados a base de poliéster, para poder aplicarlos con garantía, debe hacerse sobre maderas que contengan también menos del 10 por 100 de humedad.

Bien sentado esto, diré que la madera al aire tenga la humedad inicial que tenga, puede llegar a perder tanta agua como para quedarse con un 13 o 14 por 100 de humedad, pero no menos, y eso según las condiciones climatológicas de la zona. donde se está secando.

Esto es lo mínimo que puede conseguirse, estando la madera al aire uno, diez o cien años en todo el litoral costero de España y valles de humedad ambiente media elevada.

Como excepción se citan algunos lugares muy secos, como Albacete, donde se consigue dejar al aire la madera con un 12 por 100 de humedad.

Según esto, la ventaja segunda del secado artificial es, quizás, la más importante. La primera es que no estropeamos la madera con un secado sin control, pero esta segunda es que la secamos más, tanto como la necesitamos para muchas aplicaciones y a una humedad residual que es imposible conseguir de forma natural. Como se comprende, esta segunda ventaja hace imprescindible el_ secado artificial a quien se dedique a fabricación de madera para interiores y quiera garantizar su mercancía, o a quien quiera remitir sus fabricados a mercados extranjeros, ya que allí se exige como primera condición que tengan la humedad máxima del 10 por 100.

La tercera ventaja de orden técnico es matar la polilla por el secado artificial y garantizar que no vuelva a contaminarse por _crear ·en la madera unas condiciones de v1da imposibles para la misma. La humedad dentro de la cual la polilla se alimenta de madera es siempre superior al 12 por 100, o sea, secando Ia madera al 10 por 100 evitamos su posterior apolillado, ya que dejamos Ia madera en unas condiciones que no resulta alimenticia para el insecto.

Puede añadirse aquí que incluso si introducimos en un secadero una tabla apolillada, la estancia de esta temperatura de 80 a 100 por 100 durante unas horas, matará todo~ vestigio de vida animal que haya en la madera.

En resumen: tres ventajas de orden técnico, de primera importancia en el secado artificial:

a) se seca la madera de forma controlada; por tanto, sin estropearla como por el

secado al aire.

b) Se seca a menos del 12 por 100, que es lo que seca el aire lo que necesitamos para construcciones destinadas a interiores.

c) Matamos la posible polilla existente y creamos unas condiciones en las cuales no subsiste la larva.

 

Pasemos ahora a las ventajas de orden económico.

No se puede contabilizar aquí la primera, que se deriva de las mismas ventajas tecn1cas y que es un mayor aprovechamiento de tablas, y tablones. Si estos están secos, sin grietas ni torceduras, no tienen tanto desperdicio. Tampoco que fabricaremos a la humedad necesaria para que los muebles no “muevan” ni contraigan, o sea, eliminar reclamaciones, devoluciones, etc., y lo mismo referente a la polilla, sino que vamos a tratar de las ventajas que se contabilizan en los libros, y son:

a) Utilización de la madera, a los pocos días de su recepción. La madera que reciben los industriales mojada, que deben tener uno o dos años secándose al aire, vale dinero ¿Qué capital tienen tendido secándose al aire? Este capital es seguramente mayor que el valor de un secadero artificial. Contrariamente, con el secado artificial, a los pocos días de recibir la madera esta puede estar convertida en mueble o producto acabado.

¡Esto es una rapidez de giro del mismo capital! tan importante, que la mayoría de los industriales madereros no aprecian en su Justo valor por falta de costumbre, ya sea porque se considera que el negocio procede de sus antepasados y que dicho capital es imprescindible para la marcha del negocio. Pero este capital, de girarlo una vez al año, o a los dos años, a realizarlo cada mes, aunque solo sea, da una movilidad y libertad al negocio realmente insospechada.

b) No es solamente el capital que tenemos al aire, sino que, además, muchas veces, necesitamos trabajar la madera que aún no está bastante seca, para aquella construcción que debemos iniciar seguidamente. En el mercado, madera seca al 10 por 100 puede decirse que no existe, y si se encuentra, es a precios que naturalmente, salen de los normales de compra. El secadero artificial permite seleccionar la madera que queremos utilizar el día siguiente. Consecuentemente: podemos comprar la madera seca o verde, según convenga, en el momento de usarla, y a los mejores precios.

c) Punto importante para algunos industriales es el hecho de que la madera verde o seca pesa aproximadamente la mitad. Según cual sea su industria, si corta madera verde y Ia cambia de localidad, pagan en portes el doble de lo que pagaría por transportar la misma madera seca. Si envía madera para posteriores manipulaciones húmeda y a porte pagado, pagan cada año un valor muy crecido en porte de agua.

Resumen de las ventajas economicas:

a) Suprimimos un crecido capital de ~madera secándose al sol durante meses o años.

Los intereses de este capital y la falta de giro son cifras muy respetables.

b) Secamos la madera que deseamos trabajar, tenemos independencia de compras y, con ello, mejores precios y aun, generalmente, mejores calidades.

c) Si pagamos portes de madera mojada, pagamos al mismo precio el peso del agua que contiene.

Vistas así algunas ventajas de orden técnico y de orden económico, veamos los principales inconvenientes que pueden tener el secado artificial.

En realidad, el secado artificial no tiene ningún inconveniente y si lo tuviera este podría ser el poseer un secadero propio para algunas industrias, pero nunca el utilizar la madera seca. El uso de madera seca artificialmente es imprescindible para quien necesite trabajar con humedades inferiores al 12 por 100, pero el poseer un secadero propio, puede no ser conveniente a todos. En general, depende mucho del tipo de industria, su importancia y aun su misma organización interior.

Lo que debe resolver toda industria, pequeña o grande, es poder trabajar con madera al 10 por 100 de humedad; si no puede tener un secadero, quizá adquiriéndolo entre varios industriales de similar potencia, comprando la madera a un almacenista que tenga secadero y exigiéndole esa humedad limite o en último caso, secando la madera en u secadero público.

Ya quedan pocos industriales de la madera a quienes la calidad y garantía de sus fabricados no les preocupe, y prefieren vender barato, aunque sepan que es de mala calidad.

Este tipo de industria es la clásica que nunca debe poseer un secadero ni tendrá paciencia para llevar bien su manejo ni sabrá valorar las ventajas que, efectivamente, ofrece a sus clientes.

Aparte de este caso, pasamos a ver los inconvenientes para los restantes:

El primer inconveniente de un secadero es que hay que pagarlo, tanto si lo compramos completo como si nos lo construimos nosotros mismos. Cierto que las ventajas de orden económico que antes he señalado aseguraran su amortización; pero el desembolso hay que hacerlo.

El segundo inconveniente es de orden técnico.

Un secadero artificial, no es una sierra que se compra y todos saben cómo funciona es una máquina, en España, bastante nueva que requiere estudiar con cariño su forma de trabajo, y, además, adaptarla a las distintas clases de madera que vamos a secar sabiendo lo que hacemos y por qué lo hacemos.

Este no es un problema mayor si se encarga un secadero completo, ya que lo adquiriremos con la garantía de que va a secar nuestra madera, para que nos enseñen a hacerlo, pero si puede ser una dificultad si no lo hacemos por nuestra cuenta. Por lo menos hay que vencer la dificultad de acomodar nuestra mentalidad a la idea de que vamos a iniciar un proceso técnico en nuestra fabrica quizá diferente de lo que estamos acostumbrados.

 

Resumen, dos inconvenientes:

a) Que habrá industriales a quienes interesándole naturalmente el secado artificial le será más adecuado, por su poca producción por otras causas, no tener secadero propio; recurrir a un amigo o a un secadero público como los que existen en Valencia y en Barcelona.

b) Hacerse a la idea de que el secadero artificial es una maquina con ciertas dificultades técnicas de comprensión y de adaptación a nuestro trabajo normal, .

Conocidas las ventajas e inconvenientes de un secadero mecánico para quienes vean mayores las primeras que los segundos, que supongo serán los más, expondré generalidades sobre cómo debe ser un secadero, que debe poseer y gastos que ocasiona su mantenimiento.

Un secadero consta esencialmente de cinco elementos fundamentales, y que son:

a) Túnel cerrado para contener la madera, elevar en él la temperatura y crear en su interior la humedad ambiente que requiere aquella para secarse. b) Un elemento productor o radiador de calor. c) Un elemento distribuidor de aire regularmente por todo el secadero. d) Un elemento productor de humead, capaz de crear el ambiente que necesitemos y mantenerlo. e) Elementos de medida y control, que nos aseguren la regularidad e intensidad adecuada de los anteriores.

El túnel debe estar formado por materiales capaces de absorber el menor calor posible por sus paredes, techo y suelo, lo que representa ahorro de combustible en su funcionamiento, y absorber igualmente la menor humedad posible en las mismas. Esto requiere una construcción en obra de albañilería, difícil y costosa, o que las paredes sean metálicas, que es la solución que se ha impuesto modernamente.

El primer punto, que la pared absorba poco calor, es cuestión de economía de manutención del secadero, ya que el calor que se queda en la pared, o el que se radia al exterior, lo pagamos, pero no lo utilizamos.

El segundo punto, que no absorba o rebaje la humedad del ambiente interior durante el funcionamiento, no solo es una cuestión de economía, sino de orden técnico, ya que solo una pared que permita mantener una elevada humedad interior permite acelerar el proceso de secado sin peligro de grietas en las maderas, y solo así podremos tratar con garantía las especies más difíciles de secar, como son el haya, nogal, roble, etc. Este primer elemento del secadero, el túnel es, quizá, el más importante o por lo menos tan importante como cualquiera de los otros. El profano es el que menos valora y es la explicación de muchos fracasos de secaderos de construcción por aficionados.

El segundo elemento es la calefacción; este es de secundaria importancia y puede ser producido el calor de muy diversas maneras: caldera de vapor, calentador de aire, etc.; lo que es realmente importante es el control riguroso de la temperatura que se produce en el interior, que esta sea uniforme, que la conozcamos con diferencias menores de dos grados y que el secadero no tenga que vencer una inercia muy crecida para variar la temperatura cuando convenga.

Solo así podremos aplicar a cada madera la temperatura que requiera para un buen secado y lo que es más importante, controlar el estado higrométrico interior, que naturalmente es función de la temperatura.

Debe tener un elemento productor de humedad, capaz de aumentar la del interior del secadero hasta llegar al estado de saturación. cuando convenga. En él también es importantísimo el control exacto de dicha humedad en todo momento y que sea susceptible de · variarse a voluntad.

En estos dos puntos, calor y humedad, es donde el material constitutivo de las paredes y techo, incluso el suelo, vuelve a tomar la máxima importancia. Una pared metálica en el interior del secadero y a continuación un buen aislamiento, hace que el calor que pueda absorber tal pared es solamente el del grueso del aluminio, de uno a dos milímetros, prácticamente despreciable; pero además los metales toman al unísono con el interior de la cámara la temperatura de esta, lo que representa que el vapor al tomar contacto con las paredes no tiene variación de estado ni motivo para condensarse.

Una pared mal aislada, o que su interior sea de cemento mampostería, siempre está más fría que el interior de la cámara y continúamele en ella se va condensando el vapor de agua y, por tanto, disminuyendo la humedad ambiente que es lo verdaderamente peligroso.

Modernamente, los secaderos, junto con el equipo que hemos mencionado, capaz de aumentar la humedad interior y que generalmente consiste en un dispositivo para inyectar vapor a la presión de trabajo de la caldera, directamente sobre la cual sirve para vaporizar y desviar la misma, y al concluir el proceso de secado, para efectuar el estabilizado final de la madera, cuando ya está seca, y debe trabajarse inmediatamente.

Finalmente, el secadero debe tener una distribución bien estudiada de aire, mediante ventiladores que proporcionen una velocidad de aire adecuada a cada madera, o si esta es invariable, que den la misma velocidad de aire todo lo posible, sobre todas y cada una de las tablas y tablones que se coloquen en el interior de la máquina.

Después, quedan los aparatos de control, de los que hemos destacado su importancia; modernamente, se equipan secaderos con equipo de funcionamiento automático, el cual, si bien tiene un coste elevado, tiene la ventaja que suprime la mano de obra de cuidado de la maquina y, por otra parte, tiene una regularidad de secado que para maderas difíciles nunca se consigue con Ia conducción a mano de Ia máquina.

Todos los extremos señalados. son muy importantes, y es así precisamente porque Io que pretendemos secar no es una materia inerte cómo sería el cartón o la arena, por poner un ejemplo, sino que Ia madera, al secarse sufre contracciones y pierde el agua que contiene abriendo sus poros, moviéndose, Io que requiere una precisión extrema en el control de sus condiciones de secado. ·

En general, se puede decir que, para secar arena, cuanto más calor, más aire y más seco sea ese aire, antes secaremos Ia arena; en Ia madera se da el caso paradójico de que, a más calor, más aire y más seco ese aire, no conseguiremos más que secar rápidamente Ia superficie, cerrar el poro que permite. Ia salida del agua interior y agrietarla y partirla, cuando esa humedad salga forzada por Ia elevación de la temperatura.

Así se explica fácilmente, como hemos visto algunos secaderos construidos por industriales de otras especialidades, o por el mismo industrial maderero, los cuales nunca ban conseguido secar bien ni un solo palo, y al fin acaban sus días siendo un estorbo en Ia fabrica por ocupar un espacio sin dar ninguna utilidad práctica.

Finalmente, el secadero debe ir sobrado de elementos de calefacción, ya que si bien cada madera tiene una temperatura máxima a Ia que puede tratarse, el proceso de estabilizado final requiere elevar la temperatura unos 10° sobre la máxima de trabajo. Así, fácilmente precisamos de una cámara capaz de llegar a los 10, 100°, la cual, si no aprovechamos para todas las maderas, Io haremos para las que no sea necesario, y además permitirá el tratamiento de especies fáciles, como es el pino, a Io que modernamente se entiende por secado a alta temperatura», que tiene muchas ventajas en los casos que es aplicable.

Expuestas las principales características de un secadero artificial, veamos las dos formas de conseguir uno que sea útil y rentable.

La primera y más sencilla es encargarlo completo, a alguna empresa estabilizada que ofrezca referenc1as de instalaciones similares mejor si podemos verlas trabajando, y que no; de unas garantías totales sobre el resultado después de conocer nuestro problema.

Actualmente existen empresas de estas características en España, y se debe pensar que si bien el precio que paga por Ia maquina completa parece mayor de lo que costaría la construcción propia -parece, pero no siempre lo es-, el tener la seguridad de su resultado la garantía de la maquina y, especialmente, el que esos señores sepan y nos digan cómo debe secarse nuestra madera, también tiene un valor, y eliminamos un riesgo de gastar menos, pero tirar el dinero.

El segundo procedimiento, es el de Ia construcción del secadero por cuenta propia, requiere imprescindiblemente del asesoramiento de un técnico, que además de conocer Io que es secar en general, conozca a fondo y con experiencia. el secado de madera en particular; que dicho técnico valore adecuadamente la importancia de los elementos que antes he señalado, la importancia de las paredes en el estado higrométrico- yo particularmente, aconsejaría siempre que si se hace la pared de mampostería y cemento aislado, se recubra internamente con plancha de aluminio soldado, sin poros-, el reparto del aire regular la producción de calor de una forma económica y resuelta con los elementos que tenemos a nuestro alcance: serrín, virutas, desperdicios de sierra, etc.

Lo que decididamente no puede hacerse es inventarse un secadero muy económico que va a ir muy bien, porque seguramente encontraremos otras formas más divertidas de tirar nuestro dinero.

Señores, finalmente, un buen secadero debe reunir dos condiciones para ser considerado como tal:

Primera. Dehe secar hien, sin torcer ni agrietar la madera, secando uniformemente toda su carga, sin diferencias de Ia de arriba Y la de ahajo, sin tener rincones «muertos» etcétera.

Segunda. Secar económicamente. Un buen secadero debe consumir únicamente de un kilogramo y medio a dos kilogramos de vapor como máximo, por kilogramo de agua a expulsar de la madera. Lo cual bien resuelto por una pequeña caldera de vapor apropiada, se consigue con el mismo desperdicio de nuestras fábricas, y cuyo valor no es prácticamente apreciable.

EI consumo eléctrico que corresponde a Ios motores para los ventiladores es variable, según para qué ha sido estudiado el secadero; si es para secados rápidos de madera fáciles será algo mayor que el de un secadero lento para maderas duras, pero como promedio puede admitirse un consumo de 0,5 a 0,7 KW/hora por metro cubico de madera para los primeros, y de 0,2 a 0,5 KW /hora por metro cubico de madera para los segundos.

La vigilancia del secadero debe efectuarla una persona que sepa secar, o de tener instalado un automático puede efectuar Ios cambios de fase el mismo encargado de la fábrica, y considerar entonces que el calderero para Ilevar y alimentar la caldera es el único personal que aumentamos en la fábrica y aun con tiempo para dedicarse a pequeños trabajos auxiliares, como afilado de sierras, herramientas, etc.


lunes, 5 de mayo de 2025

Metodo de impregnacion para el tratamiento preservativo de pastes para cercas (Revista Madera y Corcho, 1969)



El método de impregnación para el tratamiento preservativo de postes para cercas consiste en la inmersión de los postes de madera curados y  preferentemente con incisiones, en disoluciones del agente preservativo, hasta la profundidad deseada y durante un tiempo suficientemente largo para garantizar una capa exterior de madera uniformemente tratada.

Pueden emplearse preservativos solubles en agua o en petróleo, pero en las severas condiciones de servicio a las que están sometidos los postes de cercas, los preservativos hidrosolubles pueden ser lixiviados muy rápidamente de la madera. Por ello, el presente artículo se ha limitado especialmente a tratar de los preservativos solubles en petróleo, como más permanentes.

Para obtener resultados óptimos se recomienda el siguiente procedimiento de preparar y tratar los postes:

I. Desbastar las cabezas de los postes en sesgo, a medida que se _ cortan. _

2. Separarlos por especies conforme se descortezan.

3. Racer en ellos incisiones de media pulgada de profundidad, como mínimo.

4. Curar los postes hasta que se hagan grietas y hendiduras. ·

5. Incluir solamente postes de una misma especie y pertenecientes a unas mismas condiciones de curado en cada carga que tratar.

ó. Vigilar los postes para determinar cuándo se ha completado el tratamiento.

7. Evitar la exposición de la madera no tratada durante las manipulaciones subsiguientes.

Las notables variaciones en las condiciones de recepción del material a tratar, así como el amplio margen de las de curado, hacen virtualmente imposible establecer normas definidas para el tratamiento de cualquier especie.

PREPARACION DE LOS POSTES PARA EL TRATAMIENTO

El éxito logrado por el método de impregnación y el rendimiento del producto tratado estarán determinados en gran medida por la forma en que los postes se preparan para el tratamiento.

Debe procurarse a todo trance prepararlos de forma que no sea preciso cortarlos después de tratados.

Corte y descortezado. -Los postes cortados en primavera y a principios del verano se descortezan mucho más rápidamente y se curan lo bastante como para poder tratarlos a finales de verano o a principios de otoño. Deben descortezarse: los extremos o pies que hayan de ser hincados en tierra deben afilarse; las cabezas han de ser cortadas en sesgo y deben practicarse incisiones en ellos, aplicándolos para el curado inmediatamente después del corte, con objeto de facilitar el secado y debilitar el ataque por parte de los organismos destructores de la madera.

El descortezado puede hacerse con un hacha, con una azada de hoja plana, con una laya, con una cuchilla de desbastar o con una pala vieja gastada en forma de “V”. Los postes con incisiones no necesitan descortezarse del todo, si bien deben quitarse las tiras de corteza que puedan interferir con el curado o con la profundidad de las incisiones.

incisiones.- Pueden distribuirse uniformemente sobre la superficie del poste o pueden hacerse en anillos escalonados. Debe prestarse especial atención a las incisiones en la zona correspondiente al nivel del suelo, para asegurar una penetración de profundidad uniforme en esta zona critica.

Las incisiones pueden hacerse con un hacha, sierra, mallo de corte o con cuchillas montadas en un mango. Deben escalonarse para reducir a un mínimo la perdida de resistencia del poste.

Si bien algunas de las incisiones pueden parecer severas, después de unos años de servicio Ja perdida de resistencia será mucho menor que la ocasionada por los organismos destructores de la madera en los postes no tratados.

La distancia entre incisiones dependerá de las especies que se traten y de tiempo de inmersión empleado. La tabla I puede utilizarse como guía para apreciar la distancia. Por ejemplo, las incisiones en alisos, álamos y arces pueden distanciarse de 8 a 12 pulgadas para el periodo de inmersión de noventa y seis horas. Un gran número de pequeñas incisiones facilitará mayor retención del agente preservativo que un pequeño número de incisiones grandes.

 

Periodos de inmersión a emplear como guía para el tratamiento de la albura de postes cortados, curados y con incisiones, con una disolución preservativa de aceite Diesel:

Especies          Periodo de inmersión              Penetración longitudinal en la altura

Pie         Cabeza                             a las 24 h de inmersión

Aliso rojo          6-24      2-6                                       16-22

Álamo t.            6-24      2-6                                       --

Cedro rojo       24-48  8-24                                    --

Álamo negro 6-24      2-6                                       18-30

Abeto Doug.   48-144 24-48                                  1-8

Abeto blanco 48-96  24-48                                 --

Alerce 48-9     24-48                                  --

Arce                     6-24      2-6                                       22-37

Roble b.             48-144 24-48                                 1-5

Pino torcido    6-72      2-6                                       --

 

Curado.- El curado reduce el contenido de humedad de la madera y la contracción resultante produce agrietamientos y hendiduras. Una fisuración moderada es deseable, puesto que permite un tratamiento de la madera que de otro modo seria expuesto si los postes no agrietados y tratados hubieran de continuar el tratado después de ser instalados.

Los postes deben apilarse cruzados sobre soportes de piedra o madera sana, a 18 pulgadas, como mínimo, por encima del suelo, para procurar una buena circulación por debajo y a través de la pila en cura. Debajo y alrededor de esta debe eliminarse la hierba, la maleza y los cardos, pues dificultan la circulación de aire y crean condiciones para los organismos destructores de la madera.

En las condiciones normales del verano, los postes de 4 a 6 pulgadas de diámetro pueden curarse de uno a tres meses, pero el periodo de curado variara con el tamaño de aquellos y con las condiciones climáticas locales. La velocidad de curado puede controlarse hasta cierto punto variando el espaciado entre postes y entre capas de estos en la pila. En climas cálidos y secos, donde la velocidad de curado es grande, los postes pueden colocarse más juntos y las pilas deben situarse fuera del alcance directo de los rayos solares, para moderar el curado y evitar la formación de grandes grietas y hendiduras.

 

EL METODO DE INMERSION

Consiste en introducir el material, durante un periodo suficiente de tiempo, en una disolución de un agente preservativo, para conseguir la debida penetración de este. Dicha penetración puede controlarse en gran parte practicando incisiones en los postes a la profundidad deseada y sumergiéndolos durante el tiempo preciso para tratar completamente la madera entre las incisiones.

Los postes pueden tratarse en posición horizontal o vertical. Los grandes troncos pueden tratarse mejor en posición horizontal y los tanques de tratamiento deben equiparse con dispositivos para mantener la madera sumergida. Poniendo los postes de pie en tanques ligeramente más profundos que la mitad de la longitud de aquellos e invirtiéndolos después se consigue algún control con la retención del agente preservativo en los pies y cabeza de los postes.

Equipo.- El único necesario consiste en· tanques estancos para el aceite y bidones con tapa, 6 bien en instalaciones permanentes o semipermanentes puede utilizarse un equipo más perfecto.

Los bidones de 200 l son excelentes si los postes han de tratarse por el método de inmersión de los extremos. Cada bidón puede contener unos 13 postes de 4 a 6 pulgadas de diámetro y requiere unos 75 l de disolución para que el líquido alcance un nivel de 30 pulgadas. Los bidones tienen 22 pulgadas de diámetro y 34  de profundidad.

Los tanques para el tratamiento de postes largos pueden hacerse soldando dos o más tanques y enterrando el conjunto en el suelo hasta el nivel de trabajo conveniente. Los tanques deben estar provistos de tapa para evitar la acumulación de agua en el fondo durante el tiempo lluvioso. Tanques más profundos requerirían dispositivos para mantener sumergido el material durante el tratamiento.

Agentes preservativos.- Pueden emplearse bien los hidrosolubles o bien los solubles en petróleo, si bien los últimos son más persistentes.

No obstante, un nuevo proceso de doble difusión puede proporcionar un tratamiento preservativo relativamente permanente y con porte acuoso. La creosota del alquitrán de hulla es un agente preservativo excelente y se comporta satisfactoriamente cuando se diluye al 5O por 100 en volumen, aproximadamente con aceites de viscosidad baja. La creosota de alquitrán de petróleo también resulta satisfactoria.

El pentaclorofenol y el naftenato cúprico son los agentes preservativos solubles en petróleo muy apropiados para emplear con el método de inmersión. Ambos se venden en disoluciones concentradas y directamente utilizables. Los n centrados se almacenan con facilidad y se diluyen rápidamente con petróleo, según determinadas instrucciones. Diluidos así, resultan mucho menos caros que las disoluciones para usar directamente.

Para madera en contacto con el suelo se recomienda una disolución que contenga 5 % en peso de pentaclorofenol, u otra de naftenato cúprico que contenga 2% en peso de cobre metálico. El petróleo y los aceites Diesel, más ligeros son buenos diluyentes, por su pequeña viscosidad a temperaturas normales.

También se ha utilizado aceite viejo de cárter como diluyente sin coste. Los aceites más ligeros como el disolvente Stoddard y los aceites minerales, se emplean como disolventes de agentes preservativos e hidrófugos para tratamientos más a fondo, pero son más caros y volátiles que los otros aceites. Todos son inflamables y deben tomarse las oportunas preucauciones para reducir el peligro de incendio.

El naftenato cúprico es de color verde y la penetración del tratamiento se aprecia rápidamente en las superficies agrietadas de la madera.

El pentaclorofenol es solo ligeramente visible, pero puede añadirse colorantes a la disolución. Se ha encontrado que un colorante rojod1e la madera satisfactoriamente cuando se añade en proporciones de 1 1/ 2 gramos (1 cucharadita) a cada 4 l de disolución para el tratamiento. Es aceptable cualquier colorante que forme una disolución verdadera y tiña perceptiblemente la madera.

Cuando se manejan los agentes preservativos la madera deben observarse las precauciones recomendadas por el fabricante. Las recomendaciones generales son evitar el contacto con la piel y la aspiración prolongada de los vapores. Se ha comprobado que una medida eficaz de precaución consiste en lavarse con agua y jabón al cabo del tiempo razonable, después de haber manejado postes tratados.

Los individuos propensos a irritaciones cutáneas deben llevar guantes y mandiles resistentes a los disolventes.

Control del tratamiento.-  La cantidad de agente preservativo retenido por los postes puede apreciarse pesando los postes antes y después del tratamiento o midiendo la cantidad de agente que debe añadirse al tanque de tratamiento para mantener un nivel determinado.

Sin embargo, la retención no es necesariamente una indicación fidedigna de la eficacia del tratamiento; incluso es más importante una buena distribución del agente preservativo.

La distribución puede determinarse mediante perforaciones hechas en los postes con un taladro o berbiquí y apreciando la profundidad a la que se encuentra madera no tratada o bien_ por medio de postes de ensayo realmente partidos. Si _se utiliza el primer procedimiento, las perforaciones deben taponarse con estaquillas o tarugos tratados.

El otro método, si bien requiere la destrucción de unos cuantos postes, da una idea más clara de la distribución del agente preservativo en el poste. Los postes o secciones de postes que hayan de cortarse deben ser representativos de la carga y relativamente exentos de grandes nudos, cicatrices o cortes que expongan l~ textura íntima estas pueden dar lugar a indicaciones erróneas acerca del tratamiento medio.

Puede partirse el poste entero o puede cortarse transversalmente en secciones, que después pueden ser partidas en la dirección de la veta. Las caras del corte deben examinarse inmediatamente, pues el aceite trepa por ellas, dando una indicación falsa de la profundidad y uniformidad del tratamiento.

Normas para el tratamiento.- Puesto que la zona de contacto con el suelo y los extremos del poste son las partes críticas, desde el punto de vista del comienzo del ataque por medio de los agentes agresivos, la protección de estas partes es de importancia primordial.

La albura de la sección correspondiente al nivel del suelo debe tratarse uniformemente y lo más a fondo posible. La de cada extremo del poste debe ser penetrada por completo en varias pulgadas, e incluso el corazón debe tener alguna penetración. No se debe insistir excesivamente sobre la importancia de asegurar un tratamiento uniforme.

Si bien el tratamiento debe pretender conseguir una retención de 2,7 kg de agente preservativo por cada pie cubico de madera, es imposible alcanzarla con muchas especies. Sin embargo, periodos de inmersión más largos pueden mejorar tanto la retención como la uniformidad del tratamiento.

El valor de un tratamiento preservativo puede reducirse grandemente a causa de prácticas y manipulaciones inadecuadas y otros abusos que exponen a la madera sin tratar. Entre estos abusos comunes figura la manipulación de los troncos tratados con instrumentos puntiagudos, el corte o perforación a través de la zona tratada y el quemado de los troncos. El aguzado de los extremos de los postes debe hacerse, si es posible, antes del tratamiento de estos. Si el poste ha de cortarse después del tratamiento, la superficie del corte debe de fregarse a fondo con la disolución preservativa.

Deben evitarse los cortes de la madera tratada en la zona correspondiente al nivel del suelo o por debajo de ella.

La familia Vilarrasa (revista Madera y Corcho, octubre 1959)



No es necesario señalar la importancia que la empresa "Vilarrasa ,S. A." tiene dentro de las actividades madereras. El magnífico complejo industrial de esta empresa eminentemente española es modelo en los de su género y puede servir de norte y estímulo para aquellas entidades análogas o cualquier otras que -desean cumplir sus obligaciones de todo orden (sociales, de mejora de la producción etcétera, etc.), con un deseo de superación. Por otra parte, Vilarrasa, S. A. no ha faltado a ninguna manifestación de la madera colaborando con stands artísticos y bien concebidos en cuantas ferias y exposiciones tenía hueco o era requerido para ello.

El pasado año cumplió esta Empresa sus treinta y cinco aniversario, y al iniciar una nueva etapa, inauguró, en el Paseo del Rey número 10, de Madrid, nuevas y brillantes instalaciones en naves que ocupan 1.500 metros cuadrados.

Con motivo de la citada efeméride publicó un folleto a todo color de ochenta páginas, magníficamente editado y con una moderna confección.

Salvador Vilarrasa, fundador de la Industria, tocado par la musa de la Industria Maderera a los doce años según leemos en el folleto mencionado siendo aprendiz en un modesto taller de carpintería, supo hacerse devoto de la madera y hasta los dieciocho años pasó por distintas ramas coma la ebanistería, modelaje, etc. Llevado por un anhelo de superación se trasladó a Paris hace cincuenta an.as, en donde logró triunfar en actividad completamente ajena a la madera, hasta que entró en relación con la fábrica de tableros contrachapados "Lutherna", de la capital francesa, siendo enviado como delegado de la misma a Valencia. En 1922 ya se establece por su propia cuenta con la colaboración de su esposa, Nuria Alsina, que se incorporó con la abnegación ejemplar y rara competencia a la organización administrativa de la naciente industria.

El impulso creador de la familia Vilarrasa fue venciendo los momentos difíciles de iniciación de toda la industria y las complicaciones que en los crecimientos de toda actividad se presentan.

La savia joven de la nueva generación "Vilarrasa" (doña Juana, don Salvador, don Luis y don Ventura), habian luchado y perfeccionado, siempre bajo la dirección paterna, todo lo referente a chapas y tableros. Y cada uno de los hermanos, en un esfuerzo común desde sus distintos puestos de trabajo, han llegado a gozar, en unión de sus padres, de ver en estos ultimas años nuevas formas de trabajo, nuevas fábricas, moderna maquinaria y productos nuevos.

De la casa central de Valenda se ban desgajado ramas en forma de sucursales per todo el ámbito nacional, y así Barcelona tiene la primera en 1929; San Sebastián la segunda en 19 31, siguiendo Bilbao en 1940; Santander en 1943, Palma de Mallorca en 1 9 5 2 y Sevilla en 19 5 4, sin £altar en la capital de España la correspondiente delegación en el suntuoso y céntrico edificio "España".

La riqueza maderera de Guinea Española (revista Madera y Corcho febrero 1959)


Importantes riquezas nos ofrecen nuestra provincia de Guinea: café, cacao, aceite de palma, yuca y madera, entre otras producciones de mayor interés para nosotros, a las que se pueden dedicar muchas páginas. En este trabajo nos centraremos a la últimamente citada, por ser la que más incremento ha tornado en los últimos años, esto es, a la madera.

La totalidad de la madera se produce en la llamada Guinea continental; sus 26.000 kilómetros cuadrados están cubiertos de un inmenso bosque tropical, en el que se entremezclan las más variadas especies, de una forma imposible de imaginar en- las regiones no ecuatoriales.

En la Península los bosques son de una sola variedad de árboles a lo sumo, dos o tres, álamos, pinos, robles, etc. En Guinea, no; allí se entremezclan unas variedades con otras, de manera que hace muy difícil una clasificación y ordenación de las arboles existentes, para llegar a una averiguación real de la riqueza maderera de la provincia.

Las zonas actualmente puestas en explotación se encuentran en el suroeste de Guinea, enmarcadas en una región que se extiende desde los rápidos del río Benito, en Senye hasta la desembocadura de este en el Atlántico; sigue la línea de la costa bacia el Sur hasta llegar al rio Muni y Koga, para ascender por el rio Manyani. Otra zona secundaria se ha puesto en explotación hace pocos años en la vertiente norte de Mobia, cerca del rio Campo. Toda esta vasta zona abarca unas 240.000 hectáreas, concentrándose en una faja costera de unos 130 kilómetros de profundidad, a lo largo de los principales ríos para facilitar el traslado de madera hacia los puertos, por ser insuficientes las carreteras, y caminos, máxime cuando muchos de estos ultimas se hacen intransitables en la época de las lluvias, para atender a las necesidades, cada vez mayores, de transporte.

Las dificultades para conocer la verdadera riqueza de los bosques y para verificar su explotación racional, así coma las inconvenientes para el traslado de los troncos a los puertos, han hecho que en los primeros tiempos el aprovechamiento de la madera no se haya ajustado estrictamente a la mejor técnica forestal. Al principio, las concesiones madereras se establecían en las riberas de los ríos, en las zonas más próximas a la costa, para poder sacar la madera con el menor gasto posible; pero pronto hubo que adentrarse más al interior, al agotarse aquellas, con lo que bt1.bo necesidad de construir carreteras, caminos y ferrocarriles. Al propio tiempo se fue modernizando la explotación para hacerla menos costosa y más rápida. Las concesiones de terrenos a las sociedades madereras se suspendieron en 193 0 a la vista de las dificultades que ofrecía la extracción de la madera, principalmente par falta de mano de obra.

Al terminar la guerra de Liberación se trazaron planes para una mejor explotación de la riqueza maderera, habida cuenta de nuestras mayores necesidades de madera y las dificultades para su importación de otros países, por la segunda guerra mundial y la escasez de divisas. En el año 1945 se efectuaron nuevas concesiones, terminando así una etapa de quince años de estabilización en la producción. Los desvelos del Gobierno, por un lado, y de las autoridades locales, par otro, mejoraron rápidamente las condiciones de trabajo y la técnica de explotación con el fin de lograr un total aprovechamiento de la inmensa riqueza que guarda la provincia de Guinea en la profundidad de sus bosques.

Los trabajos realizados durante largos años para nuestros ingenieros y técnicos han permitido la clasificación de más de un centenar de especies arbóreas, pero podemos considerar como principales las 27 que enumeramos a continuación. De estas, 13 como esenciales para sus múltiples usos y 14 de una menor 1rnpartancia, por sus aplicaciones más reducidas.

En primer lugar, nos referiremos a las de menor interés. Son las siguientes. Abeday, de madera bellísima, muy apta para ebanistería fina; no es muy abundante esta especie por sus peculiares condiciones de cultivo. Afó, de color amarillento, de aplicación en ebanistería y muy resistente a la putrefacción. Alep, de escasas aplicaciones por su mala conservación. Andung, de color blanco y muy resistente: no abunda mucho, lo que redunda en perjuicio de su interés comercial. Badi, de gran fortaleza; se encuentra en abundancia, pero muy diseminado por toda la provincia. Bokapi es una de las mejores maderas que se encuentran en Guinea, con excepcionales; aplicaciones en ebanistería. Calabo, de escasas aplicaciones por su facilidad para ser atacada por insectos, y su fragilidad. Ceiba, de color canela, muy abundante, pero de poco valor comercial por su fácil putrescibilidad. Ekun, de color- naranja, muy abundante; es poco resistente a los agentes atmosféricos. Emien, se pudre con facilidad. Miam, de gran fortaleza, a condición de que esté bien seca. Okolanguma, utilizable para trabajos poco finos.

Otunga, de gran resistencia y con buenas condiciones de conservación. Y por último el Ozigo, parecido al okume, pero por ser más basto tiene menos aplicaciones.

Las que revisten mayor interés comercial son las siguientes: Bahia, abundante y de muy fácil repoblación; ha empezado a utilizarse hace poco tiempo. pero por sus excepcionales condiciones se ha· abierto camino rápidamente convirtiéndose en una de las maderas más solicitadas. Caoba, de iguales aplicaciones que la madera americana. lroko, con gran número de usos par su imputrescibilidad. Limba, utilizable para fabricación de muebles económicos y tablero contrachapado. Moabi, de clase excelente, lo que la convierte en apta para multitud de aplicaciones, desde mobiliario hasta vagones de ferrocarril. Nogal, sustituye con ventaja al europeo: con iguales aplicaciones. Okume, la principal y más codiciada de Guinea, de la que más adelante nos ocuparemos.

Palisandro, una de las más bellas maderas de la provincia, de una dureza extraordinaria. Palo amarillo, con gran resistencia y muy flexible. Palo de hierro, de gran resistencia es imputrescible; es muy abundante Palo rojo, así llamado por su color rojizo, apta para ebanistería fina. Roble, muy resistente a los hongos y agentes atmosféricos, que tiene gran número de aplicaciones: espec1al para construcciones exteriores. Y finalmente la Ukola, muy bella para ebanistería de lujo y decoración. Okume, por sus múltiples aplicaciones, se ha convertido en una de las maderas predilectas de la industria, pese a ser una de la~ maderas de más reciente utilización, pues su descubrimiento se remonta a los últimos años del siglo XIX. Este árbol solo se produce en el Gabón francés y en Guinea, por lo que, dado su interés, es muy solicitada su madera en todos los países. La principal aplicación es la manufactura del tablero contrachapado, cada vez de mayor uso par sus excepcionales cualidades, entre las que descuella su enorme resistencia en relación con su reducido peso, su casi nula contracción y su resistencia al abarquillamiento. Su empleo supone una gran economía, pues cada metro cubico de madera transformada en tablero supone un ahorro de tres metros cúbicos de madera de carpintería. De aquí la rápida extensión de su uso. En España se ha pasado de una producción de 27.000 metros cúbicos en 1946 a 56.000 en 1956, es decir, se ha duplicado en el corto espacio de once años.

Existen actualmente unas 20 empresas madereras dedicadas a la explotación forestal, que con la adecuada dirección técnica han incrementado la producción en los últimos años, duplicándola en el breve plazo de siete, de 1952 a 1958. Las 31.824 toneladas de 19'30 se habían convertido en 73.000 en 1950 para llegar a 183.182 en 1958. Los resulta dos no pueden ser más excelentes, que mejor se aprecian en el siguiente cuadro, según cifras de la Dirección General de Provincias Africanas.

La exportación de maderas a la Península ha seguido el mismo ritmo, pasando de toneladas 18.000 en 1 926, primer año en que se iniciaron las estadísticas, a 165.114 en 195 7, observándose el aumento al correr de los años. 

miércoles, 30 de abril de 2025

Año 1954: Guinea española alcanza la máxima exportación de madera: más de 100.000 t (más de 6.000 para exportación)



Durante el año 1954, la colonia española de Guinea ha alcanzado su cifra máxima de exportación de madera, rebasando por primera vez estos envíos ampliamente las 100.000 toneladas. El resultado logrado es consecuencia de la política forestal seguida hasta aquí por el Gobierno español, que ha otorgado recientemente más de 120.000 hectáreas de bosque a diferentes empresas nacionales mediante subasta.

Mientras que en 1951 la madera enviada a España desde Guinea pasaba poco de las 63.000 toneladas, en el año actual estos envíos exceden las 102.000. Igual marcha ascendente llevan también las exportaciones de madera manufacturadas procedentes de Guinea al extranjero, que este año que termina exceden de las 6.000 toneladas.

Del mismo modo, la madera elaborada de Guinea española, que llegó solo en la cantidad de 106 toneladas a la Península apenas hace tres años, ha alcanzado la cifra de 1.200 en el año que termina. Se trata de traviesas de ferrocarril, cuya importación en la metrópoli está en vías de rápido incremento.

A su vez, se ha incrementado notablemente las exportaciones de madera de Guinea, directamente desde nuestra colonia al extranjero. Las seis mil y pico toneladas de 1951 han pasado a ser, el año que termina, 13.575. Estas maderas se destinan a distintos países de Europa, singularmente a Alemania, que hace pedidos cada vez más importantes.

Las plazas peninsulares que mayor demanda tienen de nuestra madera colonial, Barcelona y Valencia, en el Mediterráneo, y en el Cantábrico, Santander, Bilbao, Pasajes y El Ferrol del Caudillo.


Fuente: revista Madera y Corcho Enero 1955

Qué se debe creer sobre la toxicidad de ciertas maderas (Revista Madera y corcho, 1957)

Artículo publicado por la revista Bois et Forets y traducido por Antonio Iglesias, secretario Asesor del Sindicato Maderero de Guinea.

MADERAS TOXICAS

Algunas maderas pueden provocar a veces accidentes fisiológicos en la mayoría de los casos dermatitis. Si las causas químicas o físicas permanecen hasta el día de hoy mal conocidas, todavía está establecido que en general se trata de fenómenos de sensibilización afectando a cada individuo según su propia receptividad.

Los casos tóxicos son tan raros y sus efectos molestan tan poco, que las especies incriminadas no merecen ser puestas de lado. Las precauciones para evitar tales accidentes son sencillas y de costo insignificante.

Entre los obstáculos susceptibles de retrasar el desarrollo de la utilización de las maneras tropicales se señalan a veces algunas de entre ellas que producen al trabajarlas polvos nocivos que ocasionan a los obreros irritaciones y diversas molestias patológicas. De vez en cuando son divulgadas informaciones más o menos exactas entre el público o en los medios del comercio, de la artesanía y de la industria que frenan el desarrollo de ciertas especies, haciendo que en dichos medios se tenga una verdadera desconfianza entorpeciendo los trabajos en la madera. Hemos pensado que el problema merecía ser estudiado; también nos hemos esforzado en reunir una documentación objetiva sobre la cuestión, especialmente interrogando directamente a muchos trabajadores o especialistas de la madera: forestales, aserradores, carpinteros, ebanistas, industriales, hombres de ciencia, etc. A todos agradecemos vivamente los informes que amablemente nos han suministrado. Indicaremos más adelante los principales hechos observados; después de imponer su justo valor a las exageraciones respecto de algunas especies, examinaremos sucintamente las precauciones simples que conviene adoptar para evitar los accidentes de toxicidad. Actualmente se están realizando trabajos de laboratorios bastante numerosos; sus principales objetivos son la investigación y la identificación de las maderas a las que se atribuyen sustancias toxicas o susceptibles de volverse toxicas en un momento cualquiera del trabajo que se realiza con las mismas. próximamente, esperamos estar en disposición de dar a conocer algunos resultados ciertamente positivos en un estudio sobre la captación y análisis de los polvos de madera.

HISTORIA

Es muy verosímil que desde la más remota antigüedad los trabajadores se haya comprobado que algunos de entre ellos se ponían indispuestos cuando utilizaban ciertas especies.

Es posible que los obreros del templo de Salomón sangrasen por la nariz al cepillar la madera de Teca que procedía de las Indias, o bien los emisarios de la reina Hatchepsut en Hadhramaut o en el país de Pount sintieran la imperiosa necesidad de rascarse después de haber cortado los árboles de mirra y otros de los cuales extrañan las resinas, los nardos y los inciensos de los que los sacerdotes de los faraones hacían un enorme consumo. Pero todo esto no es, aunque verosímil, nada más que hipótesis.

La primera relación que se conoce de un fenómeno de toxicidad de una madera se

encuentra en un viejo documento chino del siglo VII antes de Jesucristo: el Ping Yuan Hon Lun; el Rhus vernicifera, del cual Jos barnizadores del Extremo Oriente extraían sus barnices tan preciosos y en cuyo documento se cita que provocaban dermatitis diversas.

Plinio el Joven refiere, por otra parte, que la esencia del pino puede irritar la piel. Escribe que se ha visto a obreros que cortaban pinos tener la respiración impedida debido a la inhalación del olor de estos árboles y producir vivas irritaciones de la piel que Les impedían trabajar. Es curioso comprobar esto por las prohibiciones 1ue han sido hechas en numerosas empresas de pintura y de ebanistería, particularmente de utilizar esencias de trementina de origen sueco.

En estas empresas se denunciaron numerosos casos de dermatitis vesícula eritematosas de las manos y de la cara .. Una encuesta demostró que estos accidentes sobrevenían al sustituir, por razones económicas, una esencia de trementina de origen sueco par la esencia de trementina francesa. Resulta que la esencia sueca proviene de la destilación directa de ciertas maderas resinosas,

especialmente del género Pinus, mientras que la esencia francesa precede de la destilación de la resina. La esencia sueca contiene sustancias agresivas y sensibilizantes, terpenos en particular I que no existen o se hallan en débil cantidad en las esencias francesas.

La vuelta al empleo de las esencias francesas hizo que cesaran los accidentes observados.

Las coníferas son raramente incriminadas por los detractores que huyen de los fenómenos de toxicidad. Sin embargo, Peche he ha señalado que todas las coníferas puedan eritemas, así como también eczemas o fenómenos erisipeloides. Han sido hechas racionalmente experiencias en particular por el Dr. Raoul Bernard, quien ha demostrado la toxicidad de la esencia de pino sabre ciertos individuos. La primera observación sistemática que conocemos de un fenómeno de toxicidad imputable a la madera se debe a Jonwa, quien observó en 1893 a los obreros de los astilleros navales de la Clyde. Estos trabajan en especies muy diversas; entre ellos Jones noto que sufrían picazones y sangraban de 1a nariz. Igualmente, en el año 1893 Sternberg hizo una encuesta sistemática entre los obreros carpinteros y ebanistas de Viena en Austria.

En 1902 Oliver observo diversos casos en Edimburgo entre los obreros de los astilleros navales. Comprobó que las intoxicaciones sobrevenían con especies bien determinadas y las atribuyó a la sequoia, la madera de rosa y la madera satinada. En estos trabajos anotamos dos puntos interesantes:

1º Las maderas así acusadas están mal definidas; el problema de la identificación está mal resuelto; las etiquetas de Oliver «sequoia», «madera de rosa», «madera satinada», nos parecen muy imprecisas y no nos permiten señalar una madera bien determinada, una especie. Numerosas observaciones de fenómenos de toxicidad de la madera pierden casi todo su valor porque la madera no ha sido identificada correctamente.

2º Las maderas incriminadas son casi siempre maderas importadas; es curioso notar que las acusaciones de toxicidad han sido hechas contra las maderas procedentes del extranjero casi siempre. Por otra parte, si se dividen las especies en dos grandes grupos esquemáticos: maderas templadas y maderas tropicales, el informe de las maderas tóxicas y de las maderas no tóxicas es sensiblemente el mismo en estos dos grupos.

¿Qué especie ha adquirido mejor carta de ciudadanía entre nosotros que el roble? Sin embargo, le atribuyen numerosas molestias fisiológicas.

Por primera vez en 1905 Ewans acusa a la madera de teca de ser la autora de dermatitis diversas. La acusación se ha hecho repetidamente colocando a menudo esta madera en primer lugar entre las más toxicas.

Este lugar poco envidiable le ha sido arrebatado actualmente, al parecer, por el iroko (annang), cuya nocividad ha sido señalada desde 1914 por Loro.

El año 1907 vio la aparición en Londres de un importante informe oficial ordenado por el Gobierno Británico; en dicho informe se mencionaron todos los casos de intoxicación observados en los años precedentes. Las conclusiones son bastante ligeras, sin embargo, el autor insiste sobre el hecho de que las maderas exóticas son a menudo la causa; señala igualmente la rareza de los casos y su ligereza; prescribe a título preventivo una careta para el polvo.

Horand acusa a dos maderas en el debate en 1914: el palisandro y el castaño. No precisa de que palisandro ni de que castaño se trata, ni de donde provienen los que él ha visto provocar los accidentes.

Peche fija en 1939 una nueva orientación al asunto. Señala diversos fenómenos: flictenas debidas al nogal satinado de América, urticaria pruriginosa producida por la madera de rosa de las Indias, eczema provocado por la teca de Asia, dermatitis en forma de erisipela por el avodire y diversos fenómenos eczematiformes debidos a la madera de ámbar o humamelidea, al limonero, al olon, al makore . En fin, el zenga de las Indias es señalado como susceptible de provocar una dermatitis muy pruriginosa, molestias nerviosas y fenómenos graves que pueden provocar la muerte.

En 194ó Jones insistió en un informe sobre el hecho de que las maderas exóticas no eran las {micas capaces de provocar intoxicaciones.

Cita el roble y el haya entre las esencias que irrefutablemente han causado dermatitis y refiere casos imputables a la corteza del abedul y al castaño.

Entre las especies templadas el roble es el frecuentemente acusado. En particular es preciso citar los accidentes debidos a la «madera verde» o «roble de mayo». Cuando los cortes son muy tardíos las maderas recobran su vigor, les circula la savia y es bastante corriente observar dermatitis entre los leñadores que abaten los robles que comienzan a revivir en esta época del año.

Además del roble también han sido acusados otros arboles; entre ellos el haya, algunas veces el álamo --citado por primera vez, al parecer, por Pusey-, el castaño, la falsa acacia, el abedul. El aserrado del citiso puede provocar dermatitis, irritaciones de la garganta, vómitos, dolores de vientre, mal de cabeza, desvanecimientos y aún sincopes. El aserrado de ciertos arces produce a veces ligeros accidentes pulmonares; al parecer estos son provocados por partículas de sílice retenidas por la madera.

Todas las resinosas y el Gymnocladus en particular han sido consideradas por diversos autores como capaces de provocar irritaciones.

Parece que en la mayor parte de los casos estas irritaciones son debidas a las resinas o a las esencias.

SINTOMAS

La gama de los síntomas observados en los diferentes casos de intoxicación por la madera es bastante extensa. La mayor parte pueden provocar irritaciones de la piel o de las mucosas.

. Generalmente las partes expuestas a los polvos se ponen rojas. Después se forman hinchazones, vejigas, granos, pústulas. Estos síntomas, acompañados de ordinario por una sensación de malestar, pesadeces, una vaga somnolencia, inapetencia más o menos manifiesta, vértigos, irregularidad en los movimientos del corazón, sudores fríos, opresión retroesternal; la garganta está seca, irritada, la respiración se hace difícil; se reconocen en totalidad o en parte los síntomas de bronquitis y sobre todo de asma. Es muy importante compulsar este paralelo con el asma, observando que existe entre algunos obreros una predisposición manifiesta que se opone a la costumbre de la mayoría. Es Vechselmann quien primero habla de anafilaxia en 1909; este había notado que una importante población observada de ebanistas y carpinteros, los intoxicados par la madera, eran en su mayoría antiguos eczematosos; su primer eczema había sido contraído en circunstancias muy diversas; después de una curación aparentemente total habían vuelto a su trabajo; sensibilizados por su primer acceso eczematoso tuvieron rápidamente un segundo acceso, provocado por la inspiración de polvos de madera. Desgraciadamente las esencias causantes no fueron rigurosamente identificadas. Techselmann observó igualmente que los síntomas aparecían sobre todo en individuos débiles o mal nutridos.

Los síntomas varían de un individuo a otro; varían también en cuanto a la madera responsable. Hay probablemente un efecto especifico de tal o cual sustancia química.

La vía de entrada tiene muy ciertamente importancia, según que un mismo polvo de madera tóxica sea inalada o solamente se ponga en contacto con las manos podrá haber una intoxicación en forma de asma en el primer caso o de simples rojeces localizadas en el segundo.

Se sabe de casos que en la irritación se produjo en toda la parte del cuerpo que estuvo expuesta. Así, la madera Metopium Brownei Urban el polvo negro de la madera de Honduras británica, del Yucatán, de Guatemala, del Estado de Veracruz v de las Grandes Antillas causa una inflamación dolorosa y duradera de la parte del cuerpo con la cual haya estado en contacto. El polvo blanco de la madera de las mismas regiones madera Cameraria Belizensis, Stand: Apocynacia, causa efectos parecidos, quizá menos duraderos, pero nadie escapa a su acción; todos los que la tocan son atacados.

Los síntomas de intoxicación que pueden producirse no sobrevienen generalmente sino al cabo de un contacto bastante prolongado con la madera, del orden de varios minutos a varias horas. Sucede, sin embargo, que el paciente no se vuelve sensible sino al cabo de numerosos años de trabajo. Hay ebanistas que trabajan toda su vida sin inconveniente en maderas consideradas como tóxicas: el Angélico, la madera de Rosa, los Palisandros, y bruscamente, se vuelven sensibles y se sienten enfermos o intoxicados.

En algunos casos excepcionales es suficiente un contacto muy breve con la especie responsable para que sobrevengan las primeras manifestaciones anormales; los eucaliptus E. hemiphloia y E. maculata son temidos por los indígenas de Nueva Zelanda porque el látex que contienen sus cortezas es muy irritante para la pie] y porque por el solo hecho de aproximarse a uno de estos 3 árboles basta para provocar la explosión le bolsas de látex y la proyección de la sustancia nociva.

Generalmente las maderas frescas son las más tóxicas-. Parece que ciertas sustancias nocivas son conducidas por la savia, y estas amenguas probablemente después que la madera ha estado largo tiempo expuesta al aire, por las oxidaciones que modifican y anulan su toxicidad. En algunos casos las maderas viejas son más tóxicas que las maderas frescas; tocar viejos muebles muy usados de madera de Aroeira origina a menudo irritaciones violentas de la piel, mientras que los muebles recientes o la madera fresca no son prácticamente tóxicos; al parecer el uso de las maderas que tienen en su superficie sustancias sólidas quizá la sílice es lo que hace que se lastime la piel a su contacto.

Las molestias producidas por la toxicidad de las maderas son esencialmente dermatitis y fenómenos de intoxicación respiratoria.

Estas dermatitis están delimitadas al ejercicio de una profesión y se llaman dermatitis profesionales».

Se llaman dermatitis orto-órgicas las que se producen siempre en un individuo cualquiera bajo el efecto de las mismas causas; así, las dermatitis provocadas por las sales de cromo. Las dermatitis atribuidas a las maderas no lo son enteramente; en efecto, las mismas causas pueden no producir los mismos efectos o no producir del todo, según los individuos.

La sintomatología de las dermatitis provocadas por la madera es muy variable de un individuo a otro. Entre los factores de c1iferenciación de los síntomas se pueden anotar con certeza predisposiciones personales, como, por ejemplo, el estado más o menos graso de la piel, la raza del individuo, su sexo, sus antecedentes, etc.

Habitualmente se considera que el trabajo de la madera es sano; sin embargo, los casos de tuberculosis entre los obreros que trabajan la madera son bastante numerosos. Aun cuando son un tanto raros entre los obreros que trabajan al aire libre, como los leñadores, por ejemplo, son frecuentes entre los que trabajan en una atmósfera confinada.

Los polvos de la madera penetran en los bronquios y los pulmones y pueden causar molestias. Estas en general son ligeras, pero favorecen entre los sujetos predispuestos a la tuberculosis.

 

lnvestigación de las causas de intoxicación

La intoxicación puede ser provocada por una acción fisica, por una acción  quimica, por una acción biológica o por una combinación de estas acciones.

Las predisposiciones naturales son muy importantes, en particular las cuestiones de raza. Se ha comprobado entre los obreros europeos que sufren dermatitis o inconvenientes respiratorios debidos a la madera, que la mayoria son de tipo nórdico. El obrero de gran talla1 rub:o, de pelo claro y ojos azules es mucho mas sensible que el obrero pequeño, de pelo negro, pie! moreno y ojos oscuros.

A.notemos a este respecto dos hechos interesantes :

a) La estad1stica de las dermatitis entre profesiona:es es menos elevada en Italia

que en Belgica y en Gran Bretafia.

b) Mientras que el Iroko (A.bang) es muchas veces acusado de toxicidad en las astilleros europeos, en el Sindicato de Estudios y de Empresas del Congo, importante sociedad belga, ha hecho trabajar el Iroko d.urante mas de veinte años en sus numeerosas fábricas v serrerías de Africa, donde trabajan sobr; todo negros, sin que se haya señalado un sólo accidente.

El estado de la piel tiene igualmente su ·mportancia. Se ha comprobado que ciertas pie'es grasas retienen mas facilmente que las pie!es secas las sustancias tóxicas que son liposolubles. Par el contrario, ciertas irritaciones que al parecer son debidas a una acción mecanica, a partkulas de silice, por ejemplo, atacan mas especialmente las pieJes secas, y es que las partkulas de silice no estan detenidas par la pelicula de protección, formada por las cuerpos grasos antes de tocar la piel.

E! sexo es igualmente otro factor que hav que considerar. Al parecer, en terminos

generales, y' despues de algunos resultados que hemos podido controlar, las mujeres son mas sensibles que los hombres.

Pero el numero de estos casos es minimo, pucsto que las mujeres no se deciden apenas a trabajar la madera; tambien son insuficientes los resultados obtenidos para poder estab:ecer una conclusion formal.

El individuo que tiene o que ha tenido una enfermedad de la piel es mucho mas

susceptible que el que esta sano.

En fin, el factor limpieza personal juega igualmente ; las individuos aseados estan

menos suj etos a contraer dermatitis que los que no lo son.

Puede que exista una predisposición hereclitaria a contraer ciertas afecciones, de

!as que se puede acusar a la madera de ser responsable. un caso muy interesanfr ha sido anotado a este respecto por Spillmann ; este autor observó a un enfermo que era particularmente sensible a los polvos de la madera de Roble ; pues bien, comprobó la misma sensibilización en su tío y su abuelo paterno.

Está ahora completamente admitido que los casos de intoxicación provocados par la madera son fenómenos de sensibilización.

Longin ha podido observar a un obrero que tenía una crisis de asma cada vez y tan pronto como penetraba en una parcela de bosque de reciente exp1otación en la que se encontraban entre otras las siguientes especies: Ropinier (falsa acacia), Roble, Álamo. El hecho de que ciertos casos de intoxicación hayan podido ser tratados par extractos de maderas acusadas comas tóxicas, demuestra que se trata de fenómenos de sensibilización.

Además, se han señalado varios casos de auto vacunación de individuos sensibles; en particular de bastantes obreros que, no habiendo trabajado nunca el Iroko (Abang), se han sentido indispuestos por sus polvos, ligeramente la mayoría de ellos; la mayor parte se habitúan muy rápidamente y al cabo de algunas semanas no sienten molestias; se han adaptado. Inversamente, la sensibilización puede provenir después de cierto tiempo; por ejemplo, hemos encontrado que varios obreros que trabajan desde hace veinte años en ebanistería se volvieron sensibles de repente con maderas en que hasta entonces y en muchos años nunca habían sentido molestias tras de ellos se volvieron bruscamente sensibles a la madera de Rosa.

Fenómenos debidos a una acción física

Entre los obreros que trabajan la madera, los que practican · __ _el lijado, son los que más a menudo se intoxican con los polvos, Se comprende _ello, · puesto que al lijar es cuando se producen ·los polvos más finos.

Se podría pensar que las partículas de madera penetrantes en los bronquios y en piel cuanto más pequeñas sean, es decir, que las pequeñas partículas serían más nocivas que las gruesas. Sin embargo, no es así, y los resultados son discutidos · la influencia del tamaño -de -las partículas de polvo sobre 1os pulmones y sobre la piel son objeto de importantes trabajos que prosiguen actualmente.

En el estado actual de nuestros conocimientos se puede afirmar que en el caso de polvos fibrosos --como son los polvos minerales que nos interesan- los más peligrosos para los pulmones son los polvos de grandes dimensiones; por el contrario, estos son ordinariamente menos peligrosos para la piel que los de pequeñas dimensiones.

En. el caso de los polvos minerales (sílice, por ejemplo), las partículas más pe~

pequeñas son las más nocivas para los pulmones.

Con ayuda de las investigaciones en curso sobre las maderas tóxicas, se podrían determinar los principi0s, a partir de los cuales los polvos de cada especie se vuelven peligrosos; Límites de grosor, que condicionan prácticamente su penetración en el organismo por las vías respiratorias v cutáneas; Límites más allá de los cuales o entre los cuales las partículas son tóxicas, etcétera. Es muy verosímil que en ciertos casos existe un corte mínimo, por debajo del cual los po1vos de una madera reputada tóxica no son nocivos. En todo caso · las cantidades de polvo de madera que pueden ser inhalados hasta los bronquios o los pulmones son débiles; muchos ·polvos son demasiado gruesos para ser inhalados los que están humedecidos por las secreciones de la nariz y de la garganta, y retenidos por las mucosas, no penetran hasta los pulmones.

Acción química

Es un fenómeno de intoxicación descrito por Bisset y que es muy interesante porque la madera acusada ha sido perfectamente identificada (Dysoxylum Muelleri Benth), ha sido aislada una sustancia blanca por el Departamento de Fisiologia de la Universidad de Melbourne. Esta sustancia es al parecer, responsable de las hemorragias de la nariz y de la irritación de los pulmones, que impiden el trabajo de la madera de Anacardiácea en cuestión. El examen anatómico de la madera muestra numerosos depósitos blanquecinos en las células de las bandas parenquimatosas concéntricas. Estos depósitos aparecen como glóbu1os poco más o menos esféricos, traslucidos, apretados los unos contra los otros. Se los observa particu1armente bien en un corte longitudinal tangencial.

En Tagayasan la sustancia tóxica ha sido identificada en la chrysofanhydroanthrone.

En el árbol de la laca, es el urishiol el responsable de los accidentes; es tóxico en dosis débiles: 15 x 10 -ó cm3. En 1l Peroba amarella se ha encontrado la aspidospermina. En la Antiaris toxicaria Lesch, se han podido aislar dos sustancias que se consideran tóxicas: la antiarina y el antiarol; pero estas sustancias, que son polvos del corazón y que provocan una irritación y una hinchazón de las mucosas, se encuentran principalmente en las cortezas, siendo raras en las maderas.

Estos casos no son los {micos, en los que se han podido descubrir fenómenos tóxicos; Falta aún muchas informaciones. Se sabe, por otra parte, que uno de los polvos más activos para el organismo humano es el ácido cianhídrico, este acido ha sido · descubierto en cantidades muy pequeñas, la mayoría de las veces en más de 250 especies vegetales; entre estas las más corrientes o conocidas son:

Las Moraceas, en particular de los géneros: Ficus, Morus, Artocarpus; Leguminosas (Mimosa pudica, Tamarindus índica, Caccia, Albizzia, la Acacia farnesiana, etc.). Se encuentran también en esta lista siete Tiliaceas, seis Sterculiaceas, seis Rutaceas, entre ellas el Naranjo comúm, cinco Meliaceas, entre las cuales son Melia Azedarach L., Swietenia Macrophylla King, Disoxylum Decandrum Merr.; una Pinacea, Agathis alba Foxw., los Ebanos y la Teca.

La mayor parte de las veces el ácido cianhídrico ha sido encontrado en los extractos de hojas o en las cortezas. Algunas veces también fue hallado en la madera, pero en dosis muy débiles.

 

Intoxicación por productos anexos

Todos los accidentes señalados entre los obreros que trabajan la madera no son imputables directamente a este material.

Los casos de dermartitis debidos a la madera son menos numerosos que los debidos a los productos con los cuales se trabaja la madera, en particular soluciones de potasa o de sosa y líquidos para pulir que son a menudo a base de alcohol etílico y de alcohol desnaturalizado.

Estos líquidos provocan frecuentemente urticarias, eritemas, eczemas; los vapores del alcohol pueden irritar los ojos y provocar bastante a menudo blefaritis o conjuntivitis.

Los adhesivos a base de urea formaldehido o fenol-formaldehido son frecuentemente responsables de accidentes más o menos benignos. Las colas animales no provocan sino accidentes muy ligeros; sin embargo, la caseína mezclada puede dar una sustancia alcalina caustica capaz de irritar la piel y de provocar irritaciones que a veces, aunque es raro, producen pequeños derrames sanguíneos. Las colas sintéticas provocan accidentes más graves: el elemento formaldehido que se encuentra en su composición es esencialmente lo que le hace nocivo. Aun cuando los vapores pueden irritar los ojos, es sobre todo el contacto con el líquido lo que hay que temer.

Los barnizadores están sujetos a las dermatitis debidas a los nitratos y a los acetatos, sustancias estas que están frecuentemente disueltas en estos disolventes volátiles para constituir la base de numerosas lacas artificial es.

Muchos venenos y tóxicos provienen de los vegetales; pero raramente de sus partes de madera; lo más corriente, de las hojas y de las raíces. Se ha señalado que los negros africanos pueden extraer de la corteza de Fagara angolensis Engler (Rutácea) un veneno violento; por esta razón se ha acusado a la madera de Fagara de ser tóxica. También se puede extraer de las hojas y cortezas de Mansonia altissima A. Chev. Un veneno muy violento del que ciertos elementos constitutivos se encuentran en otras Sterculáceas; pero en la madera de esta especie no se descubierto absolutamente nada que pueda ser nocivo o tóxico.

De la corteza del Elón, la Erythrophleum guineense G. Don. Elon se extrae un veneno bien conocido de los habitantes de la costa del Golfo de Guinea. Esto hace un conocimienio de estas cortezas que toman un color rojo sangre; este conocimiento lo utilizan en los juicios que presiden los hechiceros para descubrir a los malhechores: se hace beber este líquido a los sospechosos: si es culpable, debe morir; si no es culpable, vomitara el brebaje. Como las sustancias químicas nocivas al organismo están asociados a una gran cantidad de taninos, la absorción del líquido en cuestión provoca casi siempre vómitos espasmódicos bajo el efecto de las contracciones debidas al tanino. No se ha encontrado huella de este veneno en la madera de E. guinense.

 

Tratamientos

Los tratamientos son de dos · clases · los que conciernen a las afecciones de la piel y 1os que atañen a las afecciones respiratorias.

Para las afecciones de la piel se recomiendan las cremas y los cuerpos grasos neutros. En el estado actual de nuestros conocimientos a menudo el tratamiento se reduce a dejar pasar el mal que se va aminorando en unos días.

Las afecciones del sistema respiratorio se convierten frecuentemente en síntomas asmáticos.

El tratamiento será el mismo que para el asma. Se prescriben a veces narcóticos dulces; se indican igualmente otros remedios que favorecen la relajación, aun

cuando no curan de modo permanente, sino únicamente alivian al enfermo: tabletas de epliedrin, adrenalina en inyección o en inhalación, aspirina, yoduro de potasio, etcétera.

En todos los casos, la elección del tratamiento y de los medicamentos deberá encomendarse al médico.

Se han hecho ensayos de tratamientos por la acupunci6n que ban revelado eficaces.

Quizá este método sea el mejor. Es interesante igualmente anotar que ciertos médicos han ensayado tratamientos específicos de sus enfermos con extractos de madera; Schweisbeimer cita un médico que hizo una vacuna a base de extractos combinados de tres especies que provocaban molestias a uno de sus enfermos; con inyecciones repetidas logró mantener el estado asintomático de este que podía entonces manipular y trabajar sin ninguna manifestación desagradable las maderas que antes provocaron sus males.