I. VENTAJAS DEL SECADO ARTIFICIAL
Empezare por la de orden técnico, diciendo que ca<la
especie de madera necesita, ·para quedar bien y seca, sin grietas, hundimientos
ni torceduras, un tratamiento determinado y posiblemente diferente del de otras
maderas, y aun dentro de la misma especie, diferente, según los gruesos de que
se trate.
Poner la madera a secar al aire es ponerla en un secadero
incontrolable, el cual, cuando le da el sol directamente, aumenta SU temperatura
en 30°, 40° o más. Cuando sopla un viento fuerte, aumenta la velocidad del aire
sobre la madera y, por tanto, la velocidad de evaporación del agua que esta
contiene, y cuando llueve o la humedad ambiente es crecida, frena esa evaporación,
para aumentarla a medida que el ambiente se va secando al mejorar el tiempo.
De esta forma, la madera al aire puede secarse bien, regular
o mal, según la clase que sea y el tiempo de que disfrutemos durante la temporada
que está en el secado natural.
Desde luego, las probabilidades de que acertemos con las
tres variantes: velocidad del aire, temperatura y humedad ambiente, son muy pocas,
y por ello son muy pocas las partidas de madera secadas al aire que quedan
bien, sin grietas ni torceduras, cuando las consideramos secas.
En el secado artificial, incluso dejando aparte que los
modelos modernos influyen con otros elementos para activar el secado, como es la
vaporización directa para el desvaído de las maderas, etc., aun en los tipos
que pretenden únicamente imitar el secado natural, tendremos, cuando menos, la
ventaja de que, efectivamente, controlamos la temperatura deseada, la
intensidad del aire será regular y adecuada durante todo el proceso de secado.
En estas condiciones, solamente se puede estropear la madera si se da un
tratamiento equivocado, ya que, si queremos y sabemos, la podemos secar perfectamente
o, por lo menos, tan aproximado a la perfección como nos permita la perfección
que tenga el secadero en obedecer a nuestros controles.
La segunda ventaja de orden técnico es la siguiente:
Decir que una manera está seca, es un decir relativo, ya que
va implícitamente acompañado del para que queremos esa madera seca.
La madera seca al 0 por 100 de humedad no existe más que teóricamente
o en el momento de salir del secadero. Esto es lo que se llama peso anhidro, y
con relación a este peso anhidro, o de 0 por 100 de humedad, se mide la cantidad
o peso del agua que contiene la madera y se expresa en T por 100 de humedad.
Así, una cantidad de madera que, desecada o al O por 100 de humedad,
pese un kilogramo y. que contenga 100 gramos de agua, diremos que tiene el 10
por 100 de humedad. Si tuviera el 100 por 100, sería que ese mismo kilogramo de
madera contiene también un kilogramo de agua, o sea que el total pesaría dos kilogramos.
Sin humedad, o sea al 0 por 100, la madera no es estable, y
se puede considerar una sustancia fuertemente higroscópica, que actúa, por
tanto, ·como un papel · secante. Del 0 por 100 que tenga ira tomando humedad,
aunque sea del ambiente; al principio, con mucha avidez y rapidez, para tomarla
después más lentamente, cuando ya tiene un 4 a 5 por 100, y quedar prácticamente
estabilizada (depende también del grueso y de la forma en que se haya secado)
cuando llegue a tener un 7 u 8 % de humedad. Ahora bien, según la aplicación a
que debe destinarse esa madera la llamaremos vulgarmente seca, cuando tenga la
humedad permitida para esa aplicación concretamente, y puede considerarse seca lo
suficiente para unas aplicaciones y no estarlo para otras.
Doy a continuación algunos porcentajes de humedad que
debe tener la madera como máximo para algunas aplicaciones. En general, para
interior de tableros alistonados o cualquier prensado caliente durante la fabricación,
la madera puede tener hasta un 7 u 8 por 100 de humedad.
Para la fabricación de muebles o artículos en madera que
normalmente se sitúan en el interior de pisos o habitaciones, la humedad
máxima permisible es del 8 al 10 por 100, si se desea garantizar que esos muebles
o artículos no efectúen movimientos o contracciones.
Esta misma humedad deben tener las maderas que formen los
marcos de puertas de interiores y las puertas mismas.
Si estos marcos de puerta o ventana van colocados al
exterior, cubiertas de barcos, carrocerías de camiones, etc., admitiremos una
humedad del 14 al 15 por 100.
Las maderas para embalajes, tonelería, admiten hasta un 16 o
17 por 100.
Las vigas para armaduras, si han de estar expuestas al aire
fresco y húmedo, pueden dejarse alrededor del 20 por 100.
No se debe olvidar que en ningún caso debe sobrepasarse el
20-22 por 100, que es la humedad mínima necesaria para que la madera no
se pudra, o sea, no se azulee por motivo de los bongos diminutos que se crían amparados
en una humedad superior a la señalada.
Quiero hacer notar aquí que, por lo expuesto, todas las
construcciones de muebles o cualquier artículo de madera que vaya destinado a
uso en interiores habitaciones tienen el máximo de humedad tolerable bajo el 10
por 100, y que, además, los modernos acabados a base de poliéster, para poder
aplicarlos con garantía, debe hacerse sobre maderas que contengan también menos
del 10 por 100 de humedad.
Bien sentado esto, diré que la madera al aire tenga la
humedad inicial que tenga, puede llegar a perder tanta agua como para quedarse
con un 13 o 14 por 100 de humedad, pero no menos, y eso según las condiciones climatológicas
de la zona. donde se está secando.
Esto es lo mínimo que puede conseguirse, estando la
madera al aire uno, diez o cien años en todo el litoral costero de España y
valles de humedad ambiente media elevada.
Como excepción se citan algunos lugares muy secos, como Albacete,
donde se consigue dejar al aire la madera con un 12 por 100 de humedad.
Según esto, la ventaja segunda del secado artificial es, quizás,
la más importante. La primera es que no estropeamos la madera con un secado
sin control, pero esta segunda es que la secamos más, tanto como la necesitamos
para muchas aplicaciones y a una humedad residual que es imposible conseguir de
forma natural. Como se comprende, esta segunda ventaja hace imprescindible el_
secado artificial a quien se dedique a fabricación de madera para interiores y quiera
garantizar su mercancía, o a quien quiera remitir sus fabricados a mercados
extranjeros, ya que allí se exige como primera condición que tengan la humedad máxima
del 10 por 100.
La tercera ventaja de orden técnico es matar la polilla por
el secado artificial y garantizar que no vuelva a contaminarse por _crear ·en
la madera unas condiciones de v1da imposibles para la misma. La humedad dentro de
la cual la polilla se alimenta de madera es siempre superior al 12 por 100, o
sea, secando Ia madera al 10 por 100 evitamos su posterior apolillado, ya que
dejamos Ia madera en unas condiciones que no resulta alimenticia para el insecto.
Puede añadirse aquí que incluso si introducimos en un
secadero una tabla apolillada, la estancia de esta temperatura de 80 a 100 por
100 durante unas horas, matará todo~ vestigio de vida animal que haya en la madera.
En resumen: tres ventajas de orden técnico, de primera
importancia en el secado artificial:
a) se seca la madera de forma controlada; por tanto, sin
estropearla como por el
secado al aire.
b) Se seca a menos del 12 por 100, que es lo que seca el
aire lo que necesitamos para construcciones destinadas a interiores.
c) Matamos la posible polilla existente y creamos unas
condiciones en las cuales no subsiste la larva.
Pasemos ahora a las ventajas de orden económico.
No se puede contabilizar aquí la primera, que se deriva de
las mismas ventajas tecn1cas y que es un mayor aprovechamiento de tablas, y tablones.
Si estos están secos, sin grietas ni torceduras, no tienen tanto desperdicio.
Tampoco que fabricaremos a la humedad necesaria para que los muebles no “muevan”
ni contraigan, o sea, eliminar reclamaciones, devoluciones, etc., y lo mismo
referente a la polilla, sino que vamos a tratar de las ventajas que se contabilizan
en los libros, y son:
a) Utilización de la madera, a los pocos días de su recepción.
La madera que reciben los industriales mojada, que deben tener uno o dos
años secándose al aire, vale dinero ¿Qué capital tienen tendido secándose al
aire? Este capital es seguramente mayor que el valor de un secadero
artificial. Contrariamente, con el secado artificial, a los pocos días de recibir
la madera esta puede estar convertida en mueble o producto acabado.
¡Esto es una rapidez de giro del mismo capital! tan
importante, que la mayoría de los industriales madereros no aprecian en su Justo
valor por falta de costumbre, ya sea porque se considera que el negocio procede
de sus antepasados y que dicho capital es imprescindible para la marcha del negocio.
Pero este capital, de girarlo una vez al año, o a los dos años, a realizarlo
cada mes, aunque solo sea, da una movilidad y libertad al negocio realmente insospechada.
b) No es solamente el capital que tenemos al aire, sino que,
además, muchas veces, necesitamos trabajar la madera que aún no está bastante
seca, para aquella construcción que debemos iniciar seguidamente. En el mercado,
madera seca al 10 por 100 puede decirse que no existe, y si se encuentra, es a
precios que naturalmente, salen de los normales de compra. El secadero
artificial permite seleccionar la madera que queremos utilizar el día
siguiente. Consecuentemente: podemos comprar la madera seca o verde, según
convenga, en el momento de usarla, y a los mejores precios.
c) Punto importante para algunos industriales es el hecho de
que la madera verde o seca pesa aproximadamente la mitad. Según cual sea su
industria, si corta madera verde y Ia cambia de localidad, pagan en portes el doble
de lo que pagaría por transportar la misma madera seca. Si envía madera para posteriores
manipulaciones húmeda y a porte pagado, pagan cada año un valor muy crecido en
porte de agua.
Resumen de las ventajas economicas:
a) Suprimimos un crecido capital de ~madera secándose al sol
durante meses o años.
Los intereses de este capital y la falta de giro son cifras
muy respetables.
b) Secamos la madera que deseamos trabajar, tenemos
independencia de compras y, con ello, mejores precios y aun, generalmente, mejores
calidades.
c) Si pagamos portes de madera mojada, pagamos al mismo
precio el peso del agua que contiene.
Vistas así algunas ventajas de orden técnico y de orden económico,
veamos los principales inconvenientes que pueden tener el secado artificial.
En realidad, el secado artificial no tiene ningún inconveniente
y si lo tuviera este podría ser el poseer un secadero propio para algunas industrias,
pero nunca el utilizar la madera seca. El uso de madera seca artificialmente es
imprescindible para quien necesite trabajar con humedades inferiores al 12 por
100, pero el poseer un secadero propio, puede no ser conveniente a todos. En
general, depende mucho del tipo de industria, su importancia y aun su misma
organización interior.
Lo que debe resolver toda industria, pequeña o grande, es
poder trabajar con madera al 10 por 100 de humedad; si no puede tener un
secadero, quizá adquiriéndolo entre varios industriales de similar potencia,
comprando la madera a un almacenista que tenga secadero y exigiéndole esa
humedad limite o en último caso, secando la madera en u secadero público.
Ya quedan pocos industriales de la madera a quienes la
calidad y garantía de sus fabricados no les preocupe, y prefieren vender
barato, aunque sepan que es de mala calidad.
Este tipo de industria es la clásica que nunca debe poseer
un secadero ni tendrá paciencia para llevar bien su manejo ni sabrá valorar las
ventajas que, efectivamente, ofrece a sus clientes.
Aparte de este caso, pasamos a ver los inconvenientes para
los restantes:
El primer inconveniente de un secadero es que hay que
pagarlo, tanto si lo compramos completo como si nos lo construimos nosotros mismos.
Cierto que las ventajas de orden económico que antes he señalado aseguraran su amortización;
pero el desembolso hay que hacerlo.
El segundo inconveniente es de orden técnico.
Un secadero artificial, no es una sierra que se compra y
todos saben cómo funciona es una máquina, en España, bastante nueva que
requiere estudiar con cariño su forma de trabajo, y, además, adaptarla a las
distintas clases de madera que vamos a secar sabiendo lo que hacemos y por qué
lo hacemos.
Este no es un problema mayor si se encarga un secadero
completo, ya que lo adquiriremos con la garantía de que va a secar nuestra madera,
para que nos enseñen a hacerlo, pero si puede ser una dificultad si no lo hacemos
por nuestra cuenta. Por lo menos hay que vencer la dificultad de acomodar
nuestra mentalidad a la idea de que vamos a iniciar un proceso técnico en
nuestra fabrica quizá diferente de lo que estamos acostumbrados.
Resumen, dos inconvenientes:
a) Que habrá industriales a quienes interesándole naturalmente
el secado artificial le será más adecuado, por su poca producción por otras
causas, no tener secadero propio; recurrir a un amigo o a un secadero público como
los que existen en Valencia y en Barcelona.
b) Hacerse a la idea de que el secadero artificial es una
maquina con ciertas dificultades técnicas de comprensión y de adaptación a
nuestro trabajo normal, .
Conocidas las ventajas e inconvenientes de un secadero mecánico
para quienes vean mayores las primeras que los segundos, que supongo serán los más,
expondré generalidades sobre cómo debe ser un secadero, que debe poseer y
gastos que ocasiona su mantenimiento.
Un secadero consta esencialmente de cinco elementos
fundamentales, y que son:
a) Túnel cerrado para contener la madera, elevar en él la
temperatura y crear en su interior la humedad ambiente que requiere aquella para
secarse. b) Un elemento productor o radiador de calor. c) Un elemento distribuidor
de aire regularmente por todo el secadero. d) Un elemento productor de humead,
capaz de crear el ambiente que necesitemos y mantenerlo. e) Elementos de medida
y control, que nos aseguren la regularidad e intensidad adecuada de los
anteriores.
El túnel debe estar formado por materiales capaces de
absorber el menor calor posible por sus paredes, techo y suelo, lo que
representa ahorro de combustible en su funcionamiento, y absorber igualmente la
menor humedad posible en las mismas. Esto requiere una construcción en obra de albañilería,
difícil y costosa, o que las paredes sean metálicas, que es la solución que se
ha impuesto modernamente.
El primer punto, que la pared absorba poco calor, es cuestión
de economía de manutención del secadero, ya que el calor que se queda en la
pared, o el que se radia al exterior, lo pagamos, pero no lo utilizamos.
El segundo punto, que no absorba o rebaje la humedad del
ambiente interior durante el funcionamiento, no solo es una cuestión de economía,
sino de orden técnico, ya que solo una pared que permita mantener una elevada humedad
interior permite acelerar el proceso de secado sin peligro de grietas en las
maderas, y solo así podremos tratar con garantía las especies más difíciles de
secar, como son el haya, nogal, roble, etc. Este primer elemento del secadero,
el túnel es, quizá, el más importante o por lo menos tan importante como
cualquiera de los otros. El profano es el que menos valora y es la explicación
de muchos fracasos de secaderos de construcción por aficionados.
El segundo elemento es la calefacción; este es de secundaria
importancia y puede ser producido el calor de muy diversas maneras: caldera de
vapor, calentador de aire, etc.; lo que es realmente importante es el control
riguroso de la temperatura que se produce en el interior, que esta sea
uniforme, que la conozcamos con diferencias menores de dos grados y que el
secadero no tenga que vencer una inercia muy crecida para variar la temperatura
cuando convenga.
Solo así podremos aplicar a cada madera la temperatura que
requiera para un buen secado y lo que es más importante, controlar el estado higrométrico
interior, que naturalmente es función de la temperatura.
Debe tener un elemento productor de humedad, capaz de
aumentar la del interior del secadero hasta llegar al estado de saturación.
cuando convenga. En él también es importantísimo el control exacto de dicha
humedad en todo momento y que sea susceptible de · variarse a voluntad.
En estos dos puntos, calor y humedad, es donde el material
constitutivo de las paredes y techo, incluso el suelo, vuelve a tomar la máxima
importancia. Una pared metálica en el interior del secadero y a continuación un
buen aislamiento, hace que el calor que pueda absorber tal pared es solamente
el del grueso del aluminio, de uno a dos milímetros, prácticamente despreciable;
pero además los metales toman al unísono con el interior de la cámara la
temperatura de esta, lo que representa que el vapor al tomar contacto con las
paredes no tiene variación de estado ni motivo para condensarse.
Una pared mal aislada, o que su interior sea de cemento mampostería,
siempre está más fría que el interior de la cámara y continúamele en ella se va
condensando el vapor de agua y, por tanto, disminuyendo la humedad ambiente que
es lo verdaderamente peligroso.
Modernamente, los secaderos, junto con el equipo que hemos
mencionado, capaz de aumentar la humedad interior y que generalmente consiste
en un dispositivo para inyectar vapor a la presión de trabajo de la caldera, directamente
sobre la cual sirve para vaporizar y desviar la misma, y al concluir el proceso
de secado, para efectuar el estabilizado final de la madera, cuando ya está
seca, y debe trabajarse inmediatamente.
Finalmente, el secadero debe tener una distribución bien
estudiada de aire, mediante ventiladores que proporcionen una velocidad de aire
adecuada a cada madera, o si esta es invariable, que den la misma velocidad de
aire todo lo posible, sobre todas y cada una de las tablas y tablones que se
coloquen en el interior de la máquina.
Después, quedan los aparatos de control, de los que hemos
destacado su importancia; modernamente, se equipan secaderos con equipo de
funcionamiento automático, el cual, si bien tiene un coste elevado, tiene la
ventaja que suprime la mano de obra de cuidado de la maquina y, por otra parte,
tiene una regularidad de secado que para maderas difíciles nunca se consigue
con Ia conducción a mano de Ia máquina.
Todos los extremos señalados. son muy importantes, y es así
precisamente porque Io que pretendemos secar no es una materia inerte cómo sería
el cartón o la arena, por poner un ejemplo, sino que Ia madera, al secarse sufre
contracciones y pierde el agua que contiene abriendo sus poros, moviéndose, Io
que requiere una precisión extrema en el control de sus condiciones de secado. ·
En general, se puede decir que, para secar arena, cuanto más
calor, más aire y más seco sea ese aire, antes secaremos Ia arena; en Ia madera
se da el caso paradójico de que, a más calor, más aire y más seco ese aire, no
conseguiremos más que secar rápidamente Ia superficie, cerrar el poro que
permite. Ia salida del agua interior y agrietarla y partirla, cuando esa
humedad salga forzada por Ia elevación de la temperatura.
Así se explica fácilmente, como hemos visto algunos
secaderos construidos por industriales de otras especialidades, o por el mismo
industrial maderero, los cuales nunca ban conseguido secar bien ni un solo
palo, y al fin acaban sus días siendo un estorbo en Ia fabrica por ocupar un
espacio sin dar ninguna utilidad práctica.
Finalmente, el secadero debe ir sobrado de elementos de calefacción,
ya que si bien cada madera tiene una temperatura máxima a Ia que puede
tratarse, el proceso de estabilizado final requiere elevar la temperatura unos 10°
sobre la máxima de trabajo. Así, fácilmente precisamos de una cámara capaz de
llegar a los 10, 100°, la cual, si no aprovechamos para todas las
maderas, Io haremos para las que no sea necesario, y además permitirá el
tratamiento de especies fáciles, como es el pino, a Io que modernamente se entiende
por secado a alta temperatura», que tiene muchas ventajas en los casos que es
aplicable.
Expuestas las principales características de un secadero
artificial, veamos las dos formas de conseguir uno que sea útil y rentable.
La primera y más sencilla es encargarlo completo, a alguna
empresa estabilizada que ofrezca referenc1as de instalaciones similares mejor si
podemos verlas trabajando, y que no; de unas garantías totales sobre el resultado
después de conocer nuestro problema.
Actualmente existen empresas de estas características en España,
y se debe pensar que si bien el precio que paga por Ia maquina completa parece mayor
de lo que costaría la construcción propia -parece, pero no siempre lo es-, el
tener la seguridad de su resultado la garantía de la maquina y, especialmente,
el que esos señores sepan y nos digan cómo debe secarse nuestra madera, también
tiene un valor, y eliminamos un riesgo de gastar menos, pero tirar el dinero.
El segundo procedimiento, es el de Ia construcción del secadero
por cuenta propia, requiere imprescindiblemente del asesoramiento de un técnico,
que además de conocer Io que es secar en general, conozca a fondo y con experiencia.
el secado de madera en particular; que dicho técnico valore adecuadamente la importancia
de los elementos que antes he señalado, la importancia de las paredes en el estado
higrométrico- yo particularmente, aconsejaría siempre que si se hace la pared de
mampostería y cemento aislado, se recubra internamente con plancha de aluminio
soldado, sin poros-, el reparto del aire regular la producción de calor de una
forma económica y resuelta con los elementos que tenemos a nuestro alcance: serrín,
virutas, desperdicios de sierra, etc.
Lo que decididamente no puede hacerse es inventarse un
secadero muy económico que va a ir muy bien, porque seguramente encontraremos otras
formas más divertidas de tirar nuestro dinero.
Señores, finalmente, un buen secadero debe reunir dos
condiciones para ser considerado como tal:
Primera. Dehe secar hien, sin torcer ni agrietar la madera, secando
uniformemente toda su carga, sin diferencias de Ia de arriba Y la de ahajo, sin
tener rincones «muertos» etcétera.
Segunda. Secar económicamente. Un buen secadero debe
consumir únicamente de un kilogramo y medio a dos kilogramos de vapor como
máximo, por kilogramo de agua a expulsar de la madera. Lo cual bien resuelto
por una pequeña caldera de vapor apropiada, se consigue con el mismo
desperdicio de nuestras fábricas, y cuyo valor no es prácticamente apreciable.
EI consumo eléctrico que corresponde a Ios motores para los
ventiladores es variable, según para qué ha sido estudiado el secadero; si es
para secados rápidos de madera fáciles será algo mayor que el de un secadero
lento para maderas duras, pero como promedio puede admitirse un consumo de 0,5
a 0,7 KW/hora por metro cubico de madera para los primeros, y de 0,2 a 0,5 KW
/hora por metro cubico de madera para los segundos.
La vigilancia del secadero debe efectuarla una persona que
sepa secar, o de tener instalado un automático puede efectuar Ios cambios de
fase el mismo encargado de la fábrica, y considerar entonces que el calderero
para Ilevar y alimentar la caldera es el único personal que aumentamos en la fábrica
y aun con tiempo para dedicarse a pequeños trabajos auxiliares, como afilado de
sierras, herramientas, etc.