lunes, 28 de noviembre de 2016

Qué garantía se puede dar a una fachada de madera

PREGUNTA.

Buenos días. Somos una carpintería asociada a AITIM.

Recientamente hemos intervenido en un chalet y me piden que les facilte una garantia para la madera al exterior, concretamente de la fachada, donde hemos colocado un pino tratado clse de uso cuatro y aplicado un lasur gris. Por otro lado llevo tiempo elaborandolo para decks en el exterior y consiguiendo con Sikkens que me fabrique un color similar al envejecimiento de la madera provocado por la lluvia y sol. Queda un color un gris plata para no tener que realizar mantenimiento con el paso del tiempo.

Por favor indícame que garantia puedo ofrecer en cuanto a movimentos en la madera de la fachada. La propiedad está preocupada por el posible moviento de la madera de fachada. Les he indicado que, tras el verano, se debe ajustar la madera en caso que se produzcan mermas significativas. En cuanto a durabilidad de la madera, no hay problema en garantizar 15-20 años. Hemos comentado en multiples ocasiones, que no existe una normativa expresa para el exterior, pero es importante que me facites unos parametros para transmitir al cliente final.

Gracias por adelantado.

RESPUESTA.

Buenos días. Lo que planteas es la “pregunta del millón” para la que todos querríamos tener respuesta, es decir en el fondo me estás preguntado cual es la posible durabilidad de la fachada para poder dar una garantía razonable.

Como bien sabes la durabilidad de un elemento de carpintería exterior depende de multitud de factores entre los cuales están los siguientes 

  • La durabilidad propia de la especie de madera (no es lo mismo poner un pino normal, que un abeto, que un roble, un castaño, un cedro rojo o un alerce)
  • La durabilidad conferida mediante posibles tratamientos
  • El mantenimiento que se le haga
  • La climatología de la zona
  • La orientación de la fachada (el comportamiento y duración es totalmente diferente entre orientaciones Norte y Sur)
  • El diseño constructivo del elemento y su puesta en obra (evitación de estancamientos de agua, protección por diseño, herrajes y colocación, aireación trasera etc.)

En definitiva, lo que me estas preguntando es sumamente complejo. 

Como bien sabes en las tarimas de exterior (que es una aplicación mucho más dura que una fachada) una durabilidad razonable es de entre 10 y 15 años (siempre que haya un mantenimiento correcto). Por eso dar 10 años es una garantía razonable.

Yo creo que para un revestimiento de fachada bien colocado y diseñado se puede dar la misma, siempre que se respeten unas condiciones de mantenimiento que debéis exigir y redactar vosotros, por ejemplo reaplicación del producto de protección cada dos o tres años (como máximo) y repaso de fijaciones, cada 4/5 años como máximo etc.

En este sentido os pueden ser de muy buena orientación las condiciones de mantenimiento de la norma de tarima exterior que te las pongo en este correo.

 


jueves, 24 de noviembre de 2016

PREGUNTA.

Buenos días. Somos instaladores de parquet. Querríamos que nos ayudara a cofeccionar una ficha técnica para los parquets que comercializamos en nuestra empresa. Nosotros compramos los parquets en crudo a diferentes proveedores europeos y una vez aquí les aplicamos tintes y barnices en nuestro taller.

Para poder entregar una ficha técnica correcta con todos los suministros de material, hemos redactado este modelo que adjunto, basándonos en las informaciones que nos facilitan nuestros proveedores de parquet.

Agradecería si es posible, que me informase si la información detallada es suficiente, o si para es necesario incluir mas detalles o conceptos en esta ficha, y en su caso, cuales serían los conceptos que añadiría... Sin mas agradeciéndole de antemano su colaboración, le saluda cordialmente.


RESPUESTA.

Buenos Días

Paso a comentarle los aspectos más importantes que hecho en falta:

ASPECTOS OBLIGATORIOS POR LA LEGISLACIÓN

  1. Echo en falta datos sobre resbaladicidad. Se trata de una propiedad de cumplimiento obligatorio en caso de uso público (comercios, salas de exposición, hoteles, zonas comunes de edificios, escaleras etc.). Para uso residencial NO es obligatorio. Para uso Publico se trata de una propiedad obligatoria según el CTE (Código técnico de la edificación). Quizás sus suministradores puedan aportarles algún dato en este sentido. No obstante existen muchas formas de medir la resbaladicidad y distintas clasificaciones.  Si sus suministradores no les dan esa información no cabe más remedio que hacer ensayos (siempre en el supuesto de que les interese o se lo requieran para uso público). 
  1. Echo en falta el Marcado CE (no se si lo llevará el producto en los paquetes)

 

ASPECTOS OPCIONALES QUE PUEDEN MEJORAR LA FICHA PERO QUE NO SON OBLIGATORIOS

Es conveniente (y cada vez se hace más) en cada producto de parquet hacer una breve mención al sistema de colocación recomendado para el producto (encolado, clavado o flotante). Si es más de uno se hace mención a los que sea necesario

Se podría complementar la ficha con un dibujo de sección con las medidas de ancho, grueso, biseles  y el grosor de las distintas capas.

Si el producto se comercializa en diferentes calidades estéticas conviene explicar en que consisten (si admite nudo o no, tamaño, emplastecidos de nudos, presencia de madera de albura o no, fibra recta o no, veteados etc.) sobre este aspecto conviene tener fotos en la página web o en catálogos que expliquen bien las calidades (esto resuelve muchas veces controversias con los clientes).

La frase “piezas partidas” es un poco indeterminada. Si fuera posible convendría definir el largo mínimo y las proporciones de los distintos largos (si se saben o si están definidas). Por ejemplo 60 % piezas mayor de 90 cm, 40 % entre 40 y 90 cm)

No sé si el producto se acompaña con instrucciones de instalación. Cada vez se hace más. Si vdes definen unas instrucciones básicas de instalación, se evita que la gente haga cosas incorrectas o en el caso de que las haga y den mal resultado, les puede eximir a vdes de responsabilidades posteriores. También se pueden colgar en páginas web.


lunes, 14 de noviembre de 2016

Normas para el tablero alistonado

PREGUNTA.

Hola. Somos fabricantes de puertas planas ¿Qué normativa podemos exigir a nuestros proveedores de tablero alistonado?

RESPUESTA.

Buenos Días. Efectivamente existe un juego de normas europeas  bastante completo para este tipo de tableros que es el siguiente:

  • UNE-EN 13354 (ensayo de encolado) que es la propiedad más importante de este tablero porque de ella dependen el resto
  • UNE-EN 13017-1 parte 1: clasificación decorativa de los tableros alistonados de maderas coníferas
  • UNE-EN 13017-2 parte 2: clasificación decorativa de los tableros alistonados de maderas frondosas
  • UNE-EN 12775 Clasificación y terminología de los tableros alistonados
  • UNE-EN 13353 Requisitos

La norma que teóricamente deberías exigir a tus proveedores es el cumplimiento de la UNE-EN 13353, puesto que es compendio de las propiedades (no son muchas) básicas de este tipo de tableros.

Las normas 13017 partes 1 y 2, entiendo que no son de tu interés porque están enfocadas a la definición de varias clases decorativas (es decir por aspecto) de los tableros en crudo. Esto interesa por ejemplo al sector del mueble cuando se van a fabricar muebles macizos en los que el tablero queda visto (sin recubrimiento). Entiendo que este no es vuestro caso.

La norma 13354 define un ensayo de encolado que es la propiedad más importante y para la cual hay dos clases (tableros NO estructurales) que sería vuestro caso y tableros estructurales (por ejemplo tableros de construcción o tableros para encofrar etc.)

Me parece muy buena idea que la exijas porque este es un sector que a pesar de tener una normativa muy clara y muy concreta es frecuente que no se les exija nada (cuando tienen normas prácticamente desde el año 2001). Sierolam es una excepción en el sector aunque entiendo que es más bien para aplicaciones decorativas y estructurales.


jueves, 27 de octubre de 2016

Durabilidad paramétrica de la madera al exterior en España: últimas investigaciones

Interesante conferencia del Dr. Fernández Golfín sobre durabilidad de la madera al exterior, del que destacamos algunas conclusiones interesantes:
1. En la madera termotratada al exterior en la mitad sur de la Península se producen fendas y grietas, por donde entra el agua líquida aunque teóricamente no se pudra debido al tratamiento que ha recibido.
2. Lo que más diferencia la madera al exterior no es la H.R. sino el agua líquida. El contacto con agua líquida puede producirse tanto en exterior -lluvia- como en interior -condensación-. 
3. Los modelos europeos para riesgo de pudrición en Europa no valen para España. Aquí el riesgo es más elevado.
4. El fendado de la madera cambia totalmente el comportamiento de la madera. Frente al agua líquida todas las maderas se homogeinizan a peor, a excepción del castaño, razón por la cual es tan usado en la zona norte de España.
5. El riesgo de fendado aumenta con las dimensiones de las piezas de madera. 
6. El patrón de corte influye mucho en la resistencia de las piezas al exterior frente al agua de lluvia. La sección radial es, con mucho, la más resistente. 
 

Un poco de historia: de la desaparición de los gremios al nacimiento del sindicalismo. El caso de la madera

La muerte de los gremios
Necesariamente hemos de arrancar de una fecha decisiva: el 16 de diciembre de 1836, día en que tiene
lugar la definitiva disolución de los gremios en España.
Con la desaparición de los gremios es todo el orden de vida el que se viene abajo. Seis años antes se ha inventado la máquina de vapor y el telar mecánico. Hasta entonces el círculo de trabajo era un círculo estrecho, casi familiar, formado por maestros, oficiales y aprendices, donde las relaciones rebosaban entendimiento y humanidad. Se trabajaba despacio y con gusto, diríamos que recreativamente, a la sombra del taller, al pie de las catedrales, que se habían ido alzando también sin prisa. Se percibía la existencia del hombre en toda su entera y armónica dimensión.
Y de pronto irrumpe la máquina en el
escenario histórico: el taller se ensancha, hasta convertirse en fábrica; el hombre empieza a desdoblarse y a integrarse en la masa-ese concepto producto del maquinismo; la prisa empieza a devorarlo todo;
se dilata el horizonte de las ansiedades y las necesidades humanas, y acaba apareciendo con su desflecado perfil el llamado problema social, bajo cuyo signo aún discurre la era presente.
Dos épocas chocan sobre esa gran vertiente del tiempo: la que se resiste a morir y la que se debate en dolores por nacer y abrirse paso triunfalmente.

El alba del sindicalismo
La caída del viejo orden, reposado, sereno, traspasado de vocación y de buen gusto por el quehacer, significa nada menos que un cataclismo, aunque sus protagonistas no acierten a comprenderlo así; es una era
explosiva y revolucionaria la que comienza, y para el sometimiento de la misma, el mundo, en principio, carece de fórmula y canon.
La transformación del viejo taller en fábrica, operada por el advenimiento del maquinismo, deslinda brutalmente el campo del trabajo en dos bandos: de un lado, surgen los fabricantes, los empresarios, los
capitalistas, ganados por la sed de amasar millones; de otro, los trabajadores, los proletarios, que se organizan en busca de la fuerza necesaria para oponerse al poder del dinero, sin que el Estado, encastillado en su torre de la inactividad, alcance a sobreponerse a esos dos bloques en pugna para imponer entre ellos orden y respeto, en interés de la producción y de la sociedad misma, que empieza a resquebrajarse.
Y las masas trabajadoras, en el tobogán de los acontecimientos, se lanzan a la batalla en una doble dirección, por un doble objetivo: no sólo luchan frente al Estado por el reconocimiento de su existencia, de su misma razón de ser, sino también, un poco ingenuamente, contra el maquinismo que acabará triunfando sobre ellas, hasta hacer del trabajador un número y una pieza del vasto engranaje de la producción.
-Tales son-horror al maquinismo y asalto contra el Estado- los dos primeros episodios que en forma de escaramuzas anuncian la gran batalla de nuestro tiempo.
Estamos aún en lo que podríamos llamar prehistoria del sindicalismo, el cual irrumpe violentamente por esos dos boquetes y camina de un modo implacable, sin hacer apenas preguntas, a la caza del futuro.

Moisés Puente
Madera y Corcho. Boletín Informativo del Sindicato Nacional de la Madera y Corcho nº 83 (diciembre de 1953)

Un poco de historia: El teatro fue el gran impulsor de la industria de la madera en nuestro Siglo de Oro


El comienzo de esta industria queda reflejada en las siguientes actividades: leñadores, carpinteros, carreros y silleros.
En aquel Madrid de próximos y extensos bosques la leña debió de ser una de sus principales riquezas. Sacar leña fuera del término municipal, si no era con licencia especial del Concejo, constituía un delito, que se castigaba con la multa correspondiente y el embargo de la carga. En acta del 30 de septiembre de 1464 el castigo se consignaba en pérd:da de la carreta y multa de 600 maravedises La importancia de los carpinteros, carreteros y silleros no era muy grande, ya que entre todos éstos sumaban tan sólo diez talleres.
La mayor parte de los oficios de la madera comienzan a tener importancia a finales del siglo XVIII, debido, más que a su esmerada elaboración, al aumento del censo industrial.
Además, a consecuencia de considerar los oficios manuales como denigrantes por quienes se tenían por caballeros, han de ser los artesanos extranjeros venidos a la Corte los que en su mayor parte contribuyen a la regeneración de estas industrias. 
En esta época no debían de ser muy felices las realizaciones del mueble en Madrid, debido a ello se hacía notar la competencia, tanto del resto del país como del extanjero, concretamente la ciudad alemana de Nuremberg, célebre entonces por sus armarios, fue una de las que hizo mayores envíos a la Corte española, hasta que, para evitar la competencia, se llegó no sólo a la prohibición de entrada de los mismos en nuestra patria, sino que se decretó su expulsión. Lo que no sabemos es si los ciudadanos que ya tenían algún armario germano en su casa se verían obligados a devolverlos, aunque creemos que no llegaría la cosa a tanto.
En 1621, año de la subida al trono del rey Felipe IV, se inicia la época de mayor grandeza de nuestra poesía dramática, creando una grandísima afición en toda España, concretamente en Madrid, haciendo necesario, para poder representar las obras del Siglo de Oro, la construcción de 'tablados y escenarios, entrando de este modo la industria de la madera 'en un período de gran esplendor.
De esto se deduce que Lope y Calderón fueron, sin proponérselo, los grandes impulsores de esta industria por aquel entonces.
El lujo de que se hace gala durante el siglo XVIII está en consonancia con el gran desarroilo industrial de la ebanistería.
Destacan en este período numerosos mueblistas de la Corte, especializados, por el gusto de la época, en la marquetería y dorado a fuego. Entre los doradores fueron célebres Cristóbal Guío, que trabajó en el Buen Retiro, y Simón Mateo Sánchez, al servicio de la Real Casa.
En las ordenanzas gremiales existía una disposición por la cual los carpinteros no estaban autorizados a trabajar en determinadas maderas. Esto se abolió por real orden de Carlos IV, de 19 de junio de 1799, con motivo de una denuncia hecha por el gremio de ebanistas contra un carpintero, al que acusaban de haber comprado un carro de madera de haya y tejo, cuyo uso le estaba prohibido; mas la Junta de Comercio estimó que convendría, en bien de la libertad de la industria, dar fin a estas restricciones por lo que el Rey resolvió que en 'lo sucesivo, ambos gremios usasen sin distinción la clase de maderas; finas u ordinarias, que les conviniera.
Mediado el siglo XIX existían en Madrid las siguientes industrias afectas a la madera: 16 fábricas de construcciones de coches, 12 de cintas y listonería, 15 ebanistas, 24 constructores de carros, 34 silleros de paja, 98 carpinteros, 28 torneros y cinco toneleros y cuberos.
En 1940, los industriales. sociedades anónimas y empresas individua!es eran 1567. En la actualidad (1954) son 3.481. De ellos, 817 son carpinteros a mano, 604 talleres de carpintería mecánica, y 439 serrerías. Las que faltan se reparten en grupos más pequeños, entre los cuales figura un hormero a mano.

Fuente: Madera y Corcho. Boletín informativo del Sindicato Nacional de la Madera y Corcho, 1954

Un poco de historia: El teatro fue el gran impulsor de la industria de la madera en nuestro Siglo de Oro


El comienzo de esta industria queda reflejada en las siguientes actividades: leñadores, carpinteros, carreros y silleros.
En aquel Madrid de próximos y extensos bosques la leña debió de ser una de sus principales riquezas. Sacar leña fuera del término municipal, si no era con licencia especial del Concejo, constituía un delito, que se castigaba con la multa correspondiente y el embargo de la carga. En acta del 30 de septiembre de 1464 el castigo se consignaba en pérd:da de la carreta y multa de 600 maravedises La importancia de los carpinteros, carreteros y silleros no era muy grande, ya que entre todos éstos sumaban tan sólo diez talleres.
La mayor parte de los oficios de la madera comienzan a tener importancia a finales del siglo XVIII, debido, más que a su esmerada elaboración, al aumento del censo industrial.
Además, a consecuencia de considerar los oficios manuales como denigrantes por quienes se tenían por caballeros, han de ser los artesanos extranjeros venidos a la Corte los que en su mayor parte contribuyen a la regeneración de estas industrias. 
En esta época no debían de ser muy felices las realizaciones del mueble en Madrid, debido a ello se hacía notar la competencia, tanto del resto del país como del extanjero, concretamente la ciudad alemana de Nuremberg, célebre entonces por sus armarios, fue una de las que hizo mayores envíos a la Corte española, hasta que, para evitar la competencia, se llegó no sólo a la prohibición de entrada de los mismos en nuestra patria, sino que se decretó su expulsión. Lo que no sabemos es si los ciudadanos que ya tenían algún armario germano en su casa se verían obligados a devolverlos, aunque creemos que no llegaría la cosa a tanto.
En 1621, año de la subida al trono del rey Felipe IV, se inicia la época de mayor grandeza de nuestra poesía dramática, creando una grandísima afición en toda España, concretamente en Madrid, haciendo necesario, para poder representar las obras del Siglo de Oro, la construcción de 'tablados y escenarios, entrando de este modo la industria de la madera 'en un período de gran esplendor.
De esto se deduce que Lope y Calderón fueron, sin proponérselo, los grandes impulsores de esta industria por aquel entonces.
El lujo de que se hace gala durante el siglo XVIII está en consonancia con el gran desarroilo industrial de la ebanistería.
Destacan en este período numerosos mueblistas de la Corte, especializados, por el gusto de la época, en la marquetería y dorado a fuego. Entre los doradores fueron célebres Cristóbal Guío, que trabajó en el Buen Retiro, y Simón Mateo Sánchez, al servicio de la Real Casa.
En las ordenanzas gremiales existía una disposición por la cual los carpinteros no estaban autorizados a trabajar en determinadas maderas. Esto se abolió por real orden de Carlos IV, de 19 de junio de 1799, con motivo de una denuncia hecha por el gremio de ebanistas contra un carpintero, al que acusaban de haber comprado un carro de madera de haya y tejo, cuyo uso le estaba prohibido; mas la Junta de Comercio estimó que convendría, en bien de la libertad de la industria, dar fin a estas restricciones por lo que el Rey resolvió que en 'lo sucesivo, ambos gremios usasen sin distinción la clase de maderas; finas u ordinarias, que les conviniera.
Mediado el siglo XIX existían en Madrid las siguientes industrias afectas a la madera: 16 fábricas de construcciones de coches, 12 de cintas y listonería, 15 ebanistas, 24 constructores de carros, 34 silleros de paja, 98 carpinteros, 28 torneros y cinco toneleros y cuberos.
En 1940, los industriales. sociedades anónimas y empresas individua!es eran 1567. En la actualidad (1954) son 3.481. De ellos, 817 son carpinteros a mano, 604 talleres de carpintería mecánica, y 439 serrerías. Las que faltan se reparten en grupos más pequeños, entre los cuales figura un hormero a mano.

Fuente: Madera y Corcho. Boletín informativo del Sindicato Nacional de la Madera y Corcho, nº 69, 1952