lunes, 5 de mayo de 2025

La riqueza maderera de Guinea Española (revista Madera y Corcho febrero 1959)


Importantes riquezas nos ofrecen nuestra provincia de Guinea: café, cacao, aceite de palma, yuca y madera, entre otras producciones de mayor interés para nosotros, a las que se pueden dedicar muchas páginas. En este trabajo nos centraremos a la últimamente citada, por ser la que más incremento ha tornado en los últimos años, esto es, a la madera.

La totalidad de la madera se produce en la llamada Guinea continental; sus 26.000 kilómetros cuadrados están cubiertos de un inmenso bosque tropical, en el que se entremezclan las más variadas especies, de una forma imposible de imaginar en- las regiones no ecuatoriales.

En la Península los bosques son de una sola variedad de árboles a lo sumo, dos o tres, álamos, pinos, robles, etc. En Guinea, no; allí se entremezclan unas variedades con otras, de manera que hace muy difícil una clasificación y ordenación de las arboles existentes, para llegar a una averiguación real de la riqueza maderera de la provincia.

Las zonas actualmente puestas en explotación se encuentran en el suroeste de Guinea, enmarcadas en una región que se extiende desde los rápidos del río Benito, en Senye hasta la desembocadura de este en el Atlántico; sigue la línea de la costa bacia el Sur hasta llegar al rio Muni y Koga, para ascender por el rio Manyani. Otra zona secundaria se ha puesto en explotación hace pocos años en la vertiente norte de Mobia, cerca del rio Campo. Toda esta vasta zona abarca unas 240.000 hectáreas, concentrándose en una faja costera de unos 130 kilómetros de profundidad, a lo largo de los principales ríos para facilitar el traslado de madera hacia los puertos, por ser insuficientes las carreteras, y caminos, máxime cuando muchos de estos ultimas se hacen intransitables en la época de las lluvias, para atender a las necesidades, cada vez mayores, de transporte.

Las dificultades para conocer la verdadera riqueza de los bosques y para verificar su explotación racional, así coma las inconvenientes para el traslado de los troncos a los puertos, han hecho que en los primeros tiempos el aprovechamiento de la madera no se haya ajustado estrictamente a la mejor técnica forestal. Al principio, las concesiones madereras se establecían en las riberas de los ríos, en las zonas más próximas a la costa, para poder sacar la madera con el menor gasto posible; pero pronto hubo que adentrarse más al interior, al agotarse aquellas, con lo que bt1.bo necesidad de construir carreteras, caminos y ferrocarriles. Al propio tiempo se fue modernizando la explotación para hacerla menos costosa y más rápida. Las concesiones de terrenos a las sociedades madereras se suspendieron en 193 0 a la vista de las dificultades que ofrecía la extracción de la madera, principalmente par falta de mano de obra.

Al terminar la guerra de Liberación se trazaron planes para una mejor explotación de la riqueza maderera, habida cuenta de nuestras mayores necesidades de madera y las dificultades para su importación de otros países, por la segunda guerra mundial y la escasez de divisas. En el año 1945 se efectuaron nuevas concesiones, terminando así una etapa de quince años de estabilización en la producción. Los desvelos del Gobierno, por un lado, y de las autoridades locales, par otro, mejoraron rápidamente las condiciones de trabajo y la técnica de explotación con el fin de lograr un total aprovechamiento de la inmensa riqueza que guarda la provincia de Guinea en la profundidad de sus bosques.

Los trabajos realizados durante largos años para nuestros ingenieros y técnicos han permitido la clasificación de más de un centenar de especies arbóreas, pero podemos considerar como principales las 27 que enumeramos a continuación. De estas, 13 como esenciales para sus múltiples usos y 14 de una menor 1rnpartancia, por sus aplicaciones más reducidas.

En primer lugar, nos referiremos a las de menor interés. Son las siguientes. Abeday, de madera bellísima, muy apta para ebanistería fina; no es muy abundante esta especie por sus peculiares condiciones de cultivo. Afó, de color amarillento, de aplicación en ebanistería y muy resistente a la putrefacción. Alep, de escasas aplicaciones por su mala conservación. Andung, de color blanco y muy resistente: no abunda mucho, lo que redunda en perjuicio de su interés comercial. Badi, de gran fortaleza; se encuentra en abundancia, pero muy diseminado por toda la provincia. Bokapi es una de las mejores maderas que se encuentran en Guinea, con excepcionales; aplicaciones en ebanistería. Calabo, de escasas aplicaciones por su facilidad para ser atacada por insectos, y su fragilidad. Ceiba, de color canela, muy abundante, pero de poco valor comercial por su fácil putrescibilidad. Ekun, de color- naranja, muy abundante; es poco resistente a los agentes atmosféricos. Emien, se pudre con facilidad. Miam, de gran fortaleza, a condición de que esté bien seca. Okolanguma, utilizable para trabajos poco finos.

Otunga, de gran resistencia y con buenas condiciones de conservación. Y por último el Ozigo, parecido al okume, pero por ser más basto tiene menos aplicaciones.

Las que revisten mayor interés comercial son las siguientes: Bahia, abundante y de muy fácil repoblación; ha empezado a utilizarse hace poco tiempo. pero por sus excepcionales condiciones se ha· abierto camino rápidamente convirtiéndose en una de las maderas más solicitadas. Caoba, de iguales aplicaciones que la madera americana. lroko, con gran número de usos par su imputrescibilidad. Limba, utilizable para fabricación de muebles económicos y tablero contrachapado. Moabi, de clase excelente, lo que la convierte en apta para multitud de aplicaciones, desde mobiliario hasta vagones de ferrocarril. Nogal, sustituye con ventaja al europeo: con iguales aplicaciones. Okume, la principal y más codiciada de Guinea, de la que más adelante nos ocuparemos.

Palisandro, una de las más bellas maderas de la provincia, de una dureza extraordinaria. Palo amarillo, con gran resistencia y muy flexible. Palo de hierro, de gran resistencia es imputrescible; es muy abundante Palo rojo, así llamado por su color rojizo, apta para ebanistería fina. Roble, muy resistente a los hongos y agentes atmosféricos, que tiene gran número de aplicaciones: espec1al para construcciones exteriores. Y finalmente la Ukola, muy bella para ebanistería de lujo y decoración. Okume, por sus múltiples aplicaciones, se ha convertido en una de las maderas predilectas de la industria, pese a ser una de la~ maderas de más reciente utilización, pues su descubrimiento se remonta a los últimos años del siglo XIX. Este árbol solo se produce en el Gabón francés y en Guinea, por lo que, dado su interés, es muy solicitada su madera en todos los países. La principal aplicación es la manufactura del tablero contrachapado, cada vez de mayor uso par sus excepcionales cualidades, entre las que descuella su enorme resistencia en relación con su reducido peso, su casi nula contracción y su resistencia al abarquillamiento. Su empleo supone una gran economía, pues cada metro cubico de madera transformada en tablero supone un ahorro de tres metros cúbicos de madera de carpintería. De aquí la rápida extensión de su uso. En España se ha pasado de una producción de 27.000 metros cúbicos en 1946 a 56.000 en 1956, es decir, se ha duplicado en el corto espacio de once años.

Existen actualmente unas 20 empresas madereras dedicadas a la explotación forestal, que con la adecuada dirección técnica han incrementado la producción en los últimos años, duplicándola en el breve plazo de siete, de 1952 a 1958. Las 31.824 toneladas de 19'30 se habían convertido en 73.000 en 1950 para llegar a 183.182 en 1958. Los resulta dos no pueden ser más excelentes, que mejor se aprecian en el siguiente cuadro, según cifras de la Dirección General de Provincias Africanas.

La exportación de maderas a la Península ha seguido el mismo ritmo, pasando de toneladas 18.000 en 1 926, primer año en que se iniciaron las estadísticas, a 165.114 en 195 7, observándose el aumento al correr de los años. 

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